La discriminación aumenta los trastornos mentales en los jóvenes
La discriminación aumenta el peligro de sufrir problemas mentales y sociales a corto y largo plazo, según un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) publicado el lunes en la revista Pediatrics.
"El 75% de todos los problemas de bienestar emocional a lo largo de la vida ocurren justo a los 24 años, y el cambio a la edad adulta es un periodo importante para prevenir el bienestar psicológico y los problemas sociales", dijo Yvonne Lei, creadora de la revisión en la Escuela de Medicina de la UCLA.
El grupo de Lei analizó información sobre el bienestar a muy largo plazo de 1.834 individuos de entre 18 y 28 años hacia el inicio de la revisión.
Los especialistas observaron que los impactos de la separación son agregados y que cuantas más ocurrencias de segregación encuentra un individuo, más aumenta el peligro de bienestar psicológico y problemas de conducta.
El porcentaje ha aumentado
Alrededor del 93% de los individuos recordaron para la revisión encuentros detallados de separación y las variables más frecuentemente referidas fueron la edad (26%), la apariencia real (19%), la orientación sexual (14%) y la raza (13%).
La investigación de la información demostró que los individuos que experimentaron una separación incesante, caracterizada como un par de veces cada mes o más.
Estaban obligados en un 25% a tener un hallazgo de comportamiento disfuncional, y eran dos veces más propensos a fomentar la presión mental que las personas que no tenían esa percepción o la experimentaban un par de veces cada año o menos.
"La pandemia de Coronavirus ha puesto de manifiesto nuevas dificultades para el bienestar emocional, especialmente en las poblaciones más débiles", dijo Lei. "Tenemos la oportunidad de reconsiderar y seguir desarrollando las administraciones de bienestar general percibiendo el efecto de la separación".
Estos son los trastornos más frecuentes que causan la discriminación con más frecuencia
Trastorno de ansiedad Generalizada
El Trastorno de Ansiedad Generalizada es uno de los principales agentes del conjunto de problemas conocidos como problemas de tensión, una clase en la que también tienen cabida los miedos.
Los efectos secundarios normales del Trastorno de Ansiedad Generalizada pueden separarse en:
Fisiológicos: Temblores, sudoración, aturdimiento, taquicardia.
Intelectuales: Contemplaciones desastrosas, pensamientos entrometidos que no pueden ser dispersados de la conciencia, convicción de que uno está en grave peligro.
Sociales: Propensión a la desconexión y aversión a los disgustos donde podrían surgir emergencias de malestar.
En los jóvenes, el Trastorno de Ansiedad Generalizada está frecuentemente relacionado con el hecho de ir a clase y encontrarse con personas semi-desconocidas, hablar delante de la clase, hacer exámenes o presentarse al peligro del Bullying (esta última opción es un problema adicional cuya disposición va más allá del tratamiento individual e incluye mostrar al personal y a las familias).
Miedo social
El miedo social es un tipo de problema de malestar en el que los escenarios de conexión social con individuos que no son parte del grupo de amigos más cercano producen un increíble nerviosismo y estrés, y pueden desencadenar considerablemente ataques de ansiedad.
El individuo con miedo social se encuentra con consideraciones tristes respecto a lo que podría ocurrir si la persona inicia una discusión con alguien o colabora de alguna manera u otra con nuevos individuos (por ejemplo, entrando en su campo de visión y estando bastante cerca).
Momentáneamente, bien puede resumirse como una peculiaridad mental como la timidez extrema, a pesar de que sus pertenencias se manifiestan en todo caso, cuando no hay nadie cerca, a través de la hostilidad de las circunstancias en las que hay asociación social.
A diferencia de lo que ocurre con el Trastorno de Ansiedad Generalizada, aquí hay un tipo de entorno bastante determinado que crea sistemáticamente un elevado nerviosismo: las asociaciones y la correspondencia con los demás.
La inmadurez es una etapa crucial en la que puede surgir este problema como resultado de una preocupación desmesurada por la imagen de uno mismo que se dará a otras personas.
Por otra parte, el hecho básico de que en esta etapa haya más desequilibrios notables (estar realmente más evolucionado o no, acercarse a una vida más "adulta" o no, etc.) implica que las incertidumbres y los problemas de confianza pueden desencadenarse en algunos jóvenes.