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Lo liberaron por ser "muy viejo para ser una amenaza" y volvió a matar

El hombre de casi 80 años acababa de pagar una condena de 20 años por asesinar a su esposa, una corte de Maine (EEUU) decidió entonces que su edad lo convirtió en alguien "muy viejo para representar una amenaza", bajo esa lógica, Albert Flick fue liberado en el 2014, pero poco después en el 2018 asesinó a una mujer mientras caminaba junto a sus hijos, apuñalándola 11 veces frente a los niños.

El asesinato ocurrió a plena luz del día y con los antecedentes del anciano fue condenado de inmediato, esta vez sin ninguna posibilidad de obtener clemencia de la justicia por su edad o estado de salud. Era la segunda vez que este asesino era liberado y reincidía, siendo su anterior asesinato el de su esposa.

Fiscal acusador aseguró que quería una relación con su víctima

Luego de investigaciones, el fiscal asegura que el asesinato no fue tan espontáneo como parece (lo cual empeora las cosas para el asesino), el hombre mantuvo una relación con su víctima desde que salió de la cárcel y ese día estuvo siguiendo a la dama.

Varias cámaras grabaron al sujeto que entró a un local dos días antes, mientras seguía a Debie, como se llamaba la señora y en dicho local decidió comprar los cuchillos, luego de varios días siguiéndola se aseguró en ese momento que no hubiese nadie más en la acera, en cuanto la mujer hablaba por teléfono descuidada se acercó por la espalda y le asestó las 11 puñaladas delante de sus hijos.

Si no es mía, no será de nadie más

Es el pensamiento que el fiscal piensa condujo al hombre al asesinato, ya que se sabía que Debie planeaba irse de la ciudad y abandonarlo, enterado de su cercana partida y molesto por el eventual abandono, el hombre tomo la decisión (premeditación y alevosía), de seguirla, comprar los cuchillos y propinarle las puñadas que le destrozaron los pulmones y el corazón a su víctima.

El caso ha conmovido a la opinión pública y revivido un debate de vieja data que plantea que los asesinos no deben ser liberados por razones humanitarias o de salud, sin importar su edad se piden estudios psicológios y un proceso vigilado de reinserción a la sociedad, a diferencia de un ladrón de carteras la persona que ha matado a sangre fría representa un riesgo para las personas que ante un error en su liberación, puede conllevar a la pérdida de vidas de inocentes.

Lo cierto es que Albert Flick seguramente pasará sus últimos años en prisión, las medidas humanitarias acabaron para él junto con su libertad.

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