¿Cuáles son todas las variantes del coronavirus? ¡Aprende a identificarlas!
Aprender a diferenciar las variantes del coronavirus, es una labor que ha requerido el trabajo de muchos expertos. Estos estudios son de utilidad al momento de entender sus síntomas y el efecto de las vacunas en ellas.
Desde el inicio de la pandemia en el año 2019 hasta la actualidad, se ha sido testigo de las variantes del coronavirus. Cambios que han repercutido de una forma u otra a lo largo y ancho del globo terráqueo.
¿Qué diferencia existe entre una variante, cepa y una mutación?
Para entender esto, es importante mencionar que tanto virus y bacterias son capaces de adaptarse al entorno que las rodea, con la finalidad de sobrevivir. Es por ello que el coronavirus, a medida que se ha ido expandiendo, mutó y evolucionó.
Los virus son organismos celulares, y por ello tienen una carga genética conocida como ARN, a diferencia de las células humanas que tienen carga ADN. Por ende:
1. Una mutación es aquel único cambio que ocurre en ARN del virus. Todas ellas son muy frecuentes, pero no cambian las características propias del patógeno. 2.
2. Las cepas no son más que cambios morfo-fisiológicos que tienen los virus que los alejan de su origen. Por ejemplo, el SARS-CoV-1 y el SARS-CoV-2 difieren cuanto a características morfológicas y funcionales.
3. Una variante son múltiples cambios que ocurren en el ARN, modificando las características del virus. Hasta la fecha se han encontrado 12 variantes: Alpha, Beta, Gamma, Epsilon, Eta, lota, Kappa, Mu, Zeta, Delta y actualmente Ómicron.
Estratificación de las variantes del coronavirus
La Organización Mundial de la Salud mantiene vigiladas a todas las variantes, categorizándolas según su morbimortalidad bajo las siglas en ingles VOC, VOI y VOM.
VOC o variantes preocupantes
VOC son las siglas en inglés para “variantes preocupantes” en su traducción al español. Dentro de tal grupo, vislumbran:
Alpha B.1.1.7.
Beta B.1351.
Gamma P.1.
Delta B.1.617.2.
Ómicron B.1.1.529.
Son conocidas por peculiar mecanismo de escape frente al sistema inmunológico, evadiendo las defensas intrínsecas del individuo.
VOI (variantes de interés)
VOI son igualmente las iniciales en inglés para “variantes de interés” en el anglosajón hispano. Como tal, solo se presentan dos de ellas:
Lambda C.37.
Mu B.1621.
Presentan interés particular a la comunidad científica por sus cambios constantes a nivel de su firma genética. Alteraciones que en cualquier instante, pueden incrementar su transmisibilidad, resistencia a medicamentos o gravedad de presentación.
VOM o variantes bajo vigilancia
Finalmente, VOM son las siglas en el idioma norteamericano para englobar a las “variantes bajo vigilancia”. De forma práctica, se demuestran las siguientes:
B.1.1.318.
C.1.2.
B.1640.
La OMS, si así lo considera, puede o añadir algunas a la lista o eliminar las existentes. Momentáneamente, se preservan sin nombres propios o resaltantes dada su poca relevancia en el campo.
¿Por qué surgen nuevas variantes?
Es muy común que los virus muten; sobre todo, si este está en contacto con diferentes sistemas inmunológicos. Con la finalidad de sobrevivir y adaptarse al medio que lo rodea los virus sufren cambios morfológicos y hasta fisiológicos.
La metodología que utilizan es multifactorial, pero se achaca principalmente al déficit de inmunización adquirida. Deficientes campañas de vacunación o la incapacidad para cubrir grandes poblaciones, hacen del entorno general, un campo de juego para estos patógenos.
¿Cuál es la variante más letal?
Desde el inicio de la pandemia ha existido 1 variante por cada 3 meses y cada una presenta sus peculiaridades significativas. En definitiva, Europa es el continente más afectado tras cada ola de infectados.
La primera variante que se consiguió identificar fue Alpha
Encontrada en Reino Unido, finiquitó una alta transmisibilidad en comparación con la cepa original. Provoca síntomas comunes como tos, fiebre, malestar general, dolencias musculares y esqueléticas más disnea progresiva.
Empero, brilla con especialidad de evadir la respuesta innata del huésped desatando contagios masivos en el acto.
Según la viróloga de la Universidad de Londres Clare Jolly, asegura que esto se debe a un cambio conformacional en su arquitectura biológica. Resaltó que ahora tiene más afinidad por las células del huésped, desarrollando mecanismos evasores del sistema inmunológico para poder replicarse.
Posteriormente a Alpha, en Sudáfrica surge Beta
Siendo una de las más peligrosas por su capacidad de reducir los efectos de las vacunas, causó zozobra en la sociedad. Esta variante promulga los mismos síntomas respiratorios, afligiendo en un porcentaje mucho más alto a los jóvenes y adultos sanos.
Beta es única en su especie, pues en pocas palabras, escapa de los linfocitos TCD4 y TCD8, células inmunológicas especializadas.
En Sudamérica se detectó la variante Gamma
Específicamente en Brasil, Gamma originó múltiples consecuencias en la salubridad de la nación. Si bien su cuadro sintomatológico no destaca por cosas puntuales, trajo consigo el aforo de producir el doble de contagios.
Delta hizo su primera aparición en la India
Delta representó un serio problema para 180 países a nivel mundial, contagiando hasta un 60% más que las anteriores. También la infección empezaba a exhibir cambios con respecto a su sintomatología original con:
Náuseas.
Vómitos.
Evacuaciones líquidas.
Sin embargo, estudios preliminares resolvieron que es una variación del virus original menos letal que Gamma o Alpha.
Sudáfrica ahora sufre Ómicron
A principios de noviembre del año 2021, la OMS alertó sobre la variante más endémica que se ha presentado desde hace 3 años.
Una singularidad de Ómicron es que es capaz de evadir la respuesta inmunológica innata del huésped. No obstante, solo sucede en personas que no están vacunadas, pues sus síntomas son leves y muy parecidos a un resfriado común.
Adicionalmente, se contrastó que la afinidad hacia el tejido pulmonar decreció de forma significativa. Ómicron solo parece mostrar analogía para el tracto respiratorio superior: fosas nasales, cavidad bucal y faringe.
Aun así, no es motivo de descuidar las medidas de bioseguridad conocidas, ni mucho menos pensar que la pandemia está en sus etapas finales.
Por su parte, Ómicron ha logrado algo sorprendente. En apenas 11 semanas desde su origen, infectó a más de 90 millones de personas. Visto desde otro ángulo, pudo contagiar en 77 días lo que las otras variantes hicieron en 365 días.