Salud dental en los niños... ¿Estás haciéndolo bien como padre?
La salud dental en niños debe ser cuidada con mayor precaución de lo habitual. De no ser así, pueden desencadenar focos infecciosos importantes que, a veces, pasan desapercibidos.
Como padres, nutrirse de conocimiento es trascendental para alcanzar el objetivo. Asimismo, dejar atrás ciertos hábitos y creencias será crucial para garantizar el éxito.
¿Cómo iniciar una buena técnica de salud dental en niños?
Dar inicio a un buen hábito de salud dental en los pequeños del hogar marcará la diferencia en el futuro.
Durante la infancia es cuando los problemas relacionados con la dentadura son más susceptibles a suceder, siendo mala higiene el principal detonante de todo.
Las infecciones bucodentales y la falta de sanidad no solo afecta el ámbito general de salud.
También, se asocia directamente a desmejoramiento de la apariencia con afectación del estado mental. Ante ello, la ansiedad, sentimientos depresivos o de baja autoestima son comunes.
Para fines prácticos, la literatura médica establece que desde los dos años es imprescindible comenzar con las pastas dentales fluoradas. Sin embargo, el criterio médico sujeto a la interpretación de factores de riesgos o antecedentes, podrán indicar un inicio precoz.
Como complemento, la técnica para el fomento de la salud dental se cimienta en una alimentación sana. Es decir, comidas totalmente naturales y restringir en gran medida el consumo de golosinas, refrescos u otras sustancias similares.
En caso de dudas, los padres no deben actuar por su cuenta o tratar al niño según opiniones no especializadas. La visita al consultorio odontológico será la clave para completar la trinidad de estrategias básicas para una buena salud dental.
Cuida los dientes de tu hijo en las etapas primerizas de su vida
Es cultura general saber que los dientes de los niños a tempranas edades son estructuralmente de leche. Una caída precoz de los mismos debido a una mala higiene puede comprometer ampliamente el surgimiento de los permanentes.
A través de una serie de pasos claves, divididos en etapas cruciales del crecimiento, se evitará tal hecho. A continuación, se mencionan en orden cronológico como tal:
Desde recién nacido hasta el año de vida
Las pautas esenciales para el control del crecimiento y saneamiento dental en esta edad son tres. Las mismas son fáciles de aplicar, desmintiendo muchas creencias falsas de antaño:
La higiene bucodental empieza incluso cuando el primer diente no ha aparecido. Antes de ese suceso, las encías requieren ser enjuagadas con agua limpia, estéril y un cepillo de dientes especial para recién nacidos y lactantes menores.
Asistir a la consulta especializada para el control del niño sano. El pediatra será quien comprobará la correcta dentición del bebé, procurando una actuación oportuna en pro del suceso.
Posteriormente, aplicar un programa de control estricto de la esfera dental. Sobre todo, es un paso clave cuando existen factores de riesgo concomitantes. A su vez, será importante para determinar si existe necesidad o no de pastas fluoradas antes de los 2 años.
Mayor de 12 meses hasta los 2 años de vida
Cuando el niño pasa a la etapa de lactante mayor, la dentición se hace más evidente. Por lo tanto, el control de salud en este período es más exhaustivo en comparación con el anterior.
El programa "Healthy Children" de la Academia Americana de Pediatría recomienda cepillado 2 veces al día. La regla destaca la aplicación del aseo dental posterior al desayuno y antes de dormir en la noche.
Con respecto a la alimentación, los padres deben cuidar la cantidad de dulce que ingiere el pequeño. Desde jugos, refrescos o golosinas de toda clase, son una contraindicación para el mantenimiento de la salud dental.
El control dental continúa siendo imprescindible a lo largo de esta edad. Ayudará a identificar no solo prácticas negligentes que afecten la estructura de la dentadura, sino otros aspectos como la mordida.
Traspasando la barrera de los 24 meses
Al traspasar la barrera de edad de 24 meses o 2 años, el bebé ya es más susceptible al aprendizaje. Si desde fases iniciales se inculcó el hábito y una excelente práctica de la higiene, él empezará a tomar consciencia de ello.
Aunado a los procesos básicos como el cepillado 2 veces al día, se agregan otras estrategias de utilidad e imprescindibles. Por orden de importancia, son las siguientes:
Comprar un cepillo de dientes con cerdas suaves y adecuado para la edad del bebé. Estar al pendiente que comience a ganar autonomía para el cepillado, vigilando que ejecute una buena técnica.
Complementar la salud e higiene dental dando el paso hacia las pastas dentales fluoradas. Dejar en claro que no pueden ser ingeridas debido al riesgo de intoxicaciones o reacciones gastrointestinales adversas. A la par, el hilo dental gana quilates como protagonista del proceso.
No olvidar programar el control dental periódico con los especialistas pertinentes. Beneficiará el tratamiento de patologías subyacentes o sistemáticos ligados a la ortodoncia.
Corregir los malos hábitos es vital para el éxito a largo plazo
En reiteradas ocasiones, los padres no son propensos a aprender más sobre la salud dental de sus hijos. Con el tiempo, la probabilidad de caer en malos hábitos se hace más pronunciada.
Paralelo a ello, el mismo programa "Healthy Children" arroja datos alarmantes. Las prácticas negativas son partidarias de ocasionar el surgimiento y esparcimiento rápido de las caries:
Aproximadamente, 1 de cada 10 niños entre la etapa de recién nacido y lactante mayor posee caries dentales.
Más del 28% de menores que superan los 3 años son identificados como portadores de caries.
Posterior a los 5 años de edad, el 50% de los niños en ese grupo etario cuenta con problemas de caries.
Para rivalizar esa problemática, es innegociable catalogar los hábitos negativos más comunes. De ese modo, se podrá tomar nota y sopesar el pasado.
Dieta en la que predomina el azúcar y alimentos ultra procesados
Toda mala costumbre empieza por la alimentación. Los padres cometen el grave error de basar la comida en el consumo de azúcares y suplementos ultra procesados.
Las bacterias proliferan en un medio rico en azúcar, utilizando la energía proveniente de ella para subsistir. Con el tiempo, elevan su producción de ácidos y residuos orgánicos que deteriora el esmalte dental. Será mejor pensarlo dos veces antes de proseguir con esta tendencia.
Objetos que estimulen la succión
El uso del chupete está actualmente en controversia debido a las consecuencias que acarrea consigo. Cuando se limita a una usanza crónica o extensa en el tiempo, da rienda suelta a problemas anatómicos en el paladar.
Igualmente es un beneplácito para la instauración de problemas de mordida, desviación dentaria y más. Por si fuera poco, son objetos propensos a ensuciarse con frecuencia, transmitiendo microorganismos potencialmente patógenos a la zona bucal.
Tampoco se debe dejar que el bebé haga una costumbre el hecho de "chupar el dedo". Posee el mismo o mayor impacto negativo en comparación con los objetos que estimulan la succión. En definitiva, son praxis que serán discontinuadas progresivamente.
Obviar la figura del dentista
Otra mala habituación en edades infantiles es obviar la visita a la figura del odontólogo o dentista. Es el especialista primordial que velará por un guía correcta hacia el bienestar bucodental.
Los padres no pueden tomar a la ligera su consejo especializado por el simple hecho de "notar bien" la dentadura de sus hijos. A simple vista, las caries pueden esconderse y pasar desapercibidas en la mayoría de los casos.
En conclusión, será el personaje que marcará la diferencia entre un futuro incierto para la dentición y uno mejorado. Por consiguiente, valdrá la pena acudir a una consulta periódica para contrarrestar inconvenientes innecesarios.