Atreverse a volar sin DNI ni equipaje
Me detuve a ver el vuelo de las gaviotas en la playa y me asombró la paz que reina en sus vidas agitadas, porque no paran en su empeño de conseguir alimento para la supervivencia, ni están tumbadas en el sofá, esperando que alguien les resuelva sus problemas, y en cambio, hay algo en ellas que hace sentir una sosegada existencia.
No hay quien sea más efectivo que quien logra el máximo de atención a la tarea que realiza en cada momento, sin dejar que la capacidad que tiene la mente humana de viajar al futuro y al pasado, interfiera. Puede ser que alguien se cuestione:
¿Habría que dejar de utilizar la capacidad de nuestro cerebro de planificar o recordar? No, de ninguna manera.
Tal vez, en el momento de planificar algo, esa sea la tarea prioritaria, ese sea el motivo de atención plena. Puede ser que sea bueno, sentarse a planificar y olvidarse de otros asuntos.
De forma tal que si alguien pregunta, uno pueda dar respuestas como la siguiente: Estoy planificando lo que haré durante mis vacaciones de verano, y seguramente será una buena planificación con la suficiente elasticidad para contar con segundas opciones.
Claro que las gaviotas u otros animales no construyen catedrales, no viajan al cosmos, ni son conscientes de su existencia. No saben que van a morir y entonces sus niveles de consciencia son muy básicos. En cambio el Ser Humano piensa, planifica, es capaz de adelantar lo que ocurrirá y hemos perdido, por ese motivo, la atención plena en el presente.
Es probable que sea muy satisfactorio para la salud, prestar atención plena a lo que hacemos, desde cepillar los dientes hasta poner en órbita un satélite. Si centramos la atención en lo que hacemos, sea lo que sea, la posibilidad de que se aquieten las ondulaciones de la mente, será mayor y entonces, nuestras potencialidades se incrementan de forma exponencial.