Frío o calor para aliviar el dolor: ¿Cuál es la mejor opción?
La aplicación de dos elementos naturales como el frío y el calor, son muy útiles para apaciguar el dolor. Pero ¿cuál es más efectivo?, y ¿para qué tipo de dolor usarlo?
Todos hemos sido víctimas de una caída, torcedura, o de uno de esos molestos dolores que nos agobian por días. Y si bien los calmantes ayudan, una compresa tibia o una bolsa de hielo tienen un efecto más directo al momento.
No abuses de los calmantes, y aprende a cómo atender un dolor de forma práctica y natural, implementando un poco de frío o calor según sea la necesidad. Y para aliviar tus dudas, aquí te enseñamos cómo.
Beneficios del Frío: ¿Cómo aplicarlos para aliviar el dolor?
Si ves, o te recomiendan aliviar dolores con hielos, no te preocupes, pues es para activar la vasoconstricción. Este es el nombre que recibe el proceso mediante el cual los vasos sanguíneos se contraen a causa del frío.
Esto genera como resultado, una reducción en el flujo sanguíneo, que reduce la inflamación, y por consiguiente apacigua gradualmente el dolor.
En términos generales, logra hacer que la intensidad de la circulación se regule, pero además, adormece la piel y ayuda a reducir el impacto en el tejido. Por eso no es de extrañar que los deportistas lo apliquen con mucha frecuencia.
Métodos fríos para aliviar el dolor
Hay distintas maneras de aprovechar los beneficios del frío, sin embargo, estos son los más efectivos métodos que te ayudarán.
Cold-pack:
Este es el nombre que reciben las bolsas que contienen un gel especial, que se enfría en el congelador y se utilizan directamente para este tipo de terapias.
Comprar una y mantenla guardada en el refrigerador, pues es una manera muy práctica de estar prevenido para cualquier accidente.
Cubo de hielo:
Si la lesión es en un área directa, y no dispones de gran cantidad de hielo, toma un pequeño cubo y úsalo para masajear el área. Recorre toda la zona afectada con él, hasta que sientas que el dolor disminuye.
Baño helado: Cuando realizamos deportes, ocurren micro desgarres, en donde la sangre se acelera y hay dolor muscular. Para lidiar con ello, el sumergirte por algunos minutos en una bañera con agua helada, ayudará a disipar la presión.
Esta técnica es la más apropiada para deportes como, Rugby, boxeo, futbol y cualquier otra disciplina que implique desgaste intenso.
Compresa fría:
Esta se aplica como una solución rápida y práctica. Para ello, envuelves algunos trozos de hielo en un pedazo de tela, o sumerges un paño en agua, que esté lo suficientemente fría, para colocarla luego aplicarlo sobre el área afectada.
¿Cuándo aplicar el frío?
La implementación del frío es aplicable durante las primeras 48 horas en las que ocurre la lesión, ya que la inflamación y el flujo acelerado es lo que ocasionan el dolor.
El frío debe utilizarse con moderación, solo por unos cuantos minutos cada hora.
Esta terapia es recomendada para lesiones como golpes, esguinces, torceduras, y en algunos casos fracturas.
Es una atención rápida, pero ante cualquier accidente, primero consulte a un médico para evitar que no se trate de algo más grave.
Los beneficios del calor y sus métodos de aplicación
Al contrario del frío, el calor no ayuda a regular, sino a dilatar los vasos sanguíneos, haciendo que la sangre circule más rápido. Esto contribuye al aumento de oxígeno, y a otros elementos que hacen que el dolor disminuya.
La obstrucción sanguínea produce dolor, evidente en los casos de dolores de cabeza o varices, sin embargo, el calor logra aliviarlo.
Al aplicar calor, también se consigue la descompresión de los músculos, se elimina la rigidez y se recupera la flexibilidad muscular.
Técnicas para aplicar el calor
Cuando el dolor es frecuente en algún área específica, una terapia de calor, como la que te mostraremos a continuación, será tu mejor aliada.
Saco térmico:
Una herramienta sencilla y efectiva que se consigue en varias presentaciones, consiste en una pequeña bolsa que se llena de agua caliente y se coloca sobre el lugar afectado. Este tipo de bolsas también pueden hallarse llenos de gel que se puedan calentar.
Compresa tibia: Al tener calor, lo ideal es que utilices una tela que sea lo suficientemente gruesa, para que adsorba correctamente el agua.
A pesar de que se debe tener cuidado para evitar quemaduras, no podemos negar, que las compresas son muy útiles para el dolor de cabeza.
Mantas eléctricas:
Son grandemente útiles, para tratar dolores en áreas como el cuello o las piernas.
Puedes rodear con la manta la parte afectada, colocándola por algunos minutos, para luego retirarla. Este proceso repetido, cada cierto tiempo, te ayudará a hacer fluir la circulación.
Masaje caliente:
Al masajear algún área de nuestro cuerpo que sienta dolor, automáticamente se está generando calor por el roce y la fricción. Si este masaje se acompaña con algún aceite medicinal, que aumente la sensación de calor, será mucho más efectivo.
¿Cuándo es requerido el calor?
La terapia de calor es aplicada cuando el dolor aparece después de las 48 horas de haber aplicado frío, y no tiene por qué estar asociado a una lesión directa ni reciente.
La acumulación sanguínea puede producirse por varios factores, y es esta la causa principal que genera el dolor, y que por consiguiente, el calor contrarresta.
Cualquiera de los métodos que se empleen, se deben aplicar por algunos minutos y luego retirase. El estándar correcto de calor que debe aplicarse, se encuentra entre los 34 a 36 grados, y siempre se debe tomar en cuenta la sensibilidad de la piel en que se aplica.
Frío y calor son dos elementos naturales muy simples, que se han convertido en grandes aliados de la salud. Cuídate, sé prudente y no dudes en utilizarlos para hacerle frente a los dolores del día a día.