Vibrando con latidos ajenos.
¿Sabes?
Definitivamente es cierto que existes por una razón muy sencilla: Si un ser humano es capaz de visualizar algo, es porque existe, y yo te visualizo, sé que eres real, así que te voy a pintar aquí tal cual te han visto mis ojos.
Eres una mujer fuerte a pesar del tono de tu voz de niña y tu apariencia delicada, eres de corazonadas a las que no renuncias y acción para materializarlas, y en cuanto aparecen en tu vida los primeros obstáculos a lo que sea, les cambias el maquillaje, les quitas las máscaras y los apuntas en tu lista interminable de retos y a partir de ese momento que tiemblen los inconvenientes, que salgan despavoridos de tu diccionario particular los imposibles, porque lo que te propones lo consigues.
Eres de esas mujeres con mayúsculas que ama sin reparos , que se busca problemas por andar desenliando las razones que tienen las abejas para libar las flores, que dice puedo si otros pueden y asume las consecuencias, que defiende su derecho a equivocarse y con la mayor humildad del mundo, dice lo siento. Eres tierna y amorosa con medio mundo y con la otra mitad si te dejan, de risa fácil, de esa que explota como una granada que ponen los guerrilleros, de lágrima suelta como el arroyo que baja del monte cuando rompen los aguaceros.
Eres de sentarte sin decir palabras a esperar que el mar se trague a lo lejos a la Reina de las mandarinas, de detenerte a mirar una hoja del naranjo como si en ello te fuera la vida y mientras miras crece tu amor por alguien. En silencio pasa por cada una de tus cajas del recuerdo la noche aquella que se amaron y no hay rincón en tu alma que no se estremezca.
Entre tus ojos y tu sonrisa a veces se enfurece la tristeza, se quiebra la melancolía y cuando alguien te mira parece que en las playas de tu boca, una ola de tus ojos, se volviera alegría.
Sabes que existo y que tu mano busca la mía para seguir juntos, pero no tienes prisas: tu mientras, das el máximo de ti sin pretender nada, eres feliz porque te da la gana, encuentras razones para amarlo todo, renaces cada mañana como la hierba en los potreros al romper la primavera y lees este escrito, sonríes porque sabes que es contigo, sabes que soy un brujo peligroso que se mete a veces sin pedir permiso bajo tus sábanas, que pone suavemente la mano en tu pecho y vibra milagrosamente con tus latidos.