La tecnología y la relación de padres e hijos
Día tras días los aparatos tecnológicos consumen el tiempo de nuestros pequeños
Me gustaría comenzar este artículo, recitando un proverbio muy famoso que dice "Enseña al muchacho al comienzo de su camino y ni de viejo se apartará de él"; que verdad tan central encontramos en este texto, porque la educación de los niños comienza en casa.
La educación en la infancia es sumamente importante, porque en esa etapa es donde el niño desarrolla todos aquellos aspectos que le ayudarán a construir una identidad.
Actualmente, la era tecnológica nos va consumiendo, y hoy en día son muchos los padres que han dejado a un lado la educación de sus hijos, colocándolas en manos de la tecnología. Sin duda, los aparatos y nuevas tendencias, hacen que seamos más dependiente de ella.
Desde enseñar cosas básicas, como estimular la educación, al parecer todo lo hacemos a través de descargar una aplicación.
La niñez antes de la tecnología
Antes de las masas tecnológicas, los niños podían pasar horas jugando en espacios abiertos, patios, ríos, parques, mares, salas, etc. Hoy los pequeños de la casa, no salen de su habitación.
Antes podías escuchar por las tardes gritos y voces de muchos niños jugar en las calles, sus fantasías, sus peleas, sin duda, momentos únicos para ello.
Mentes brillantes, libres como el viento, corriendo, imaginando y volando por todos lados.
Hoy nos encontramos un silencio único, y es que la tecnología y la llegada de la pandemia, los ha atrapado en lugares donde pierden hasta su imaginación.
Debemos cuidar la comunicación
Una reflexión para cada padre, ¿desde cuándo no peleas con tus hijos por sus gritos y desorden en casa? ¿Por pisar juguetes? ¿Por rayar paredes? Quizás la respuesta sea desde hace mucho tiempo.
Los hijos dejan de escuchar a sus padres cuando estos no se encuentran presente en su aprendizaje. Antes no existían TV en cada habitación, hoy en día lo que sobra en los cuartos de los más pequeños son medios de comunicación masiva y tecnológica.
Hoy no escuchamos sus voces, no oímos sus pensamientos. Los niños están allí, dentro de sus habitaciones, y por eso pensamos que están seguros. Pero no es así, realmente se encuentran en peligro, otro los está educando por ti.
Se pierde la vida desde casa
Se nos está perdiendo una generación desde casa, encerrados en mundos de fantasía virtual, vivos en sus cuerpos, pero muertos en sus emociones y relaciones. La tecnología en sí no es mala, lo erróneo es el uso que le estamos dando hoy.
La tecnología es un medio más para acceso a la información, educación y comunicación, pero no es el único medio, el problema es que en muchos hogares se ha convertido es el único e indispensable medio.
Una sana comunicación y una crianza respetuosa y afectiva, contribuye a la formación de niños seguros y fuertes, para tomar decisiones moralmente correctas y de acuerdo con sus valores familiares. Esto no puede ser reemplazado por nada.
Dentro de sus habitaciones perdemos a nuestros hijos con vicios, drogas, conexiones incorrectas, pornografía, inmersos en un mundo de fantasía. Niños educados sin identidad familiar.
Influencias en los pequeños
Los niños desde los 0 hasta los 8 años son como una gran esponja que absorbe todo aquello que esta a su alrededor. El pequeño se convierte en una gran mezcla de todo en lo que ha sido influenciado, muchos padres desconocen a sus hijos que viven a pocos metros de su habitación.
La pregunta es la siguiente ¿a caso puedo rescatar a mi hijo dentro de mi hogar?, la respuesta es sí.
Aún estamos a tiempo de rescatar, amar y educar a nuestros hijos, es nuestra responsabilidad asignada.
¿Qué debo hacer?
Sácalo de su habitación, enséñale todo lo que hay a su alrededor, lo cual fue creado para su desarrollo íntegro, muéstrale que hay personas que le aman y anhelan su crecimiento integral.
Libéralo de la tecnología, pídele por un tiempo prudencial todos esos aparatos que se habían convertido en su mundo sub real.
Establece momentos y horarios para compartir en familia, vuelve a lo tradicional, a lo original, compra juegos de mesa, juega con ellos, conversa, escúchalos, sal a pasear.
Escucha como piensan, lo que hablan, da gracias a Dios de tener hijos no importa si desordenan la casa, si gritan, si juegan, esos espacios construyen su autonomía e identidad.