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Tips efectivos para aprender a trabajar bajo presión

Tips efectivos para aprender a trabajar bajo presión

La presión forma parte de la mayoría de los entornos de trabajo, su intensidad suele variar de acuerdo a la rama de empleo, y los encargados gerenciales de cada empresa. Aprender a trabajar bajo presión, suele ser muy útil, ya que así podremos afrontar distintos desafíos.

Cuando no se sabe lidiar con la tensión que ejerce las demandas de las tareas, o se dificulta sobrellevar el entorno en el que se labora, la presión tiende hacer que muchos abandonen. Algunos escenarios son algo difíciles, pero ciertas técnicas hacen la diferencia.

No hay razones para tirar la toalla sin hacer el intento, y menos si las remuneraciones compensan la presión ejercida. Acá aprenderás de algunos consejos que te llevarán a manejar la presión para que puedas desarrollarte en un empleo exigente.

Técnicas para enfrentar la presión al trabajar

No requieres un gran manual, ni una clase especializada para aprender a trabajar bajo presión, solo debes tener claro algunos detalles.

Si te encuentras en un escenario como este, presta mucha atención a los siguientes consejos para que triunfes.

Tu mejor amigo se llama Orden

Maneja el trabajar bajo presión con orden

No vas a poder hacerle frente a la presión si no inicias por adecuar tu ritmo, bajo un muy buen orden. Este principio es crucial porque te permitirá definir prioridades, saber cuáles son todas las metas a cubrir y de cuánto tiempo dispones para cada tarea a realizar.

Cuando el volumen de trabajo es alto y las tareas se requieren con exactitud y precisión en tiempos específicos, no puedes laborar sin manejar una agenda diaria. Hay quienes se adecúan a una agenda mental, pero lo recomendable es una física para evitar descuidos.

El orden debe extenderse a todas las áreas de tu empleo, desde alinear tus prioridades con tus horas de mayor concentración y productividad. Hasta mantener tu espacio de trabajo con cada herramienta en su lugar, optimizando lo más posible cada una de ellas.

Evalúa tus focos de presión

La presión no siempre es ejercida desde el mismo punto ni con la misma intensidad, así que para aprender cómo trabajar bajo presión debes evaluar donde está el mayor foco para priorizar tus respuestas.

Algunos de los focos más comunes, con los que nos encontramos, son los siguientes.

  • Supervisores y encargados: Son los responsables de la ejecución y el orden de las tareas, por tanto, son figuras que reciben presión y la transmiten en cadena.

  • Actividades: Se debe a aquellos escenarios donde la labor que se realiza es de mucha importancia para terceros, y no ejecutarla o hacerla mal ocasiona grandes conflictos.

  • Clientela: Al trabajar con atención al público la presión viene directamente de la posición del cliente, en este caso tiene gran poder y valor su opinión sobre el producto, atención o servicio que se le ofrezca.

Aunque existen muchos más focos, estos son unos de los más relevantes y usuales, pero la idea con ellos es reconocer cuál es nuestro mayor punto de presión, porque en este, es donde más debemos concentrarnos.

Sé extremadamente precavido

Sé precavido evalúan situaciones futuras

La precaución al trabajar bajo presión se torna un arma muy útil, puesto que te ayuda a solucionar circunstancias difíciles. Siempre toma en cuenta situaciones hipotéticas donde se presenten conflictos e idea de posibles soluciones para esos casos.

Asegúrate de hacer respaldos, de todas las cosas que consideres importantes, toma nota tanto como puedas y presta atención a los detalles. Revisa y verifica tu agenda antes de iniciar el día y siempre ten a la mano los contactos de quienes pueden ayudarte. 

Procura terminar con las tareas antes del tiempo límite, y trata de estar siempre mucho antes de la hora pautada, si te toca asistir a algún evento o reunión laboral. En la precaución detalles como la puntualidad y la prevención hacen la diferencia.

No te comprometas más de lo que puedes

No tiene nada de malo prestar apoyo a algún compañero o en otra área, pero si esto va a afectar tu desempeño, es mejor no comprometerse. A menudo ocurre que por practicar el compañerismo ayudamos a otros desatendiendo nuestras propias tareas.

Sé muy selectivo y atento con las responsabilidades y compromisos que asumas, evalúa correctamente si tu tiempo y capacidad te permitirán cumplir con ellos. No es sano comprometerse y luego no cumplir, pues esto da una muy mala impresión.

Ejecuta una cosa a la vez

Trabajar bajo presión pero realizando una tarea a la vez

La presión nos lleva a querer resolver todo al mismo tiempo, e involucrarse en varias tareas simultáneamente puede terminar muy mal.

Prioriza y ordena las tareas y ve ejecutándolas de acuerdo a tu agenda, dándole la concentración necesaria a cada una.

Generalmente, a medida que transcurre el día, se suman algunas actividades extras, o surgen conflictos que interfieren con la ejecución de las actividades. Abórdalos con calma, de acuerdo a su premura, atiende los más urgentes y los que no, colócalos al final del día. 

Despeja la mente cada cierto tiempo

Al trabajar bajo presión debes comprender que el flujo de actividades colapsa la mente, llegando al punto de nublar nuestro razonamiento o de provocar explosiones en nuestro carácter.

Es recomendable tomar algunos minutos para vaciar la mente y reorganizarse, renovando así hasta la energía y estrategias.

Busca un lugar que sea privado, ya sea tu oficina o el baño, también puedes salir fuera de las instalaciones por un momento, para estirarte o realizar ejercicios de respiración.

Los ejercicios de descompresión son muy útiles para drenar el estrés y la carga mental.

Coloca límites a la presión

Está bien lidiar con la presión dentro de tu empleo, pero no debes llevarla a casa, una de las fallas que hace a muchos fracasar es el no establecer los límites correctos. Al terminar la jornada debe existir un proceso de desconexión que nos ayude a relajarnos.

Evita a toda costa llevarte tareas para culminar en tu hogar, no permitas llamadas o notificaciones fuera del horario de oficina. Puede sonar extremo, pero incluso hablar sobre el trabajo reactiva la sensación de estrés, así que también es recomendable evitarlo.

La presión es un arma de doble filo, puede hacerte caer o sacar lo mejor de ti, haciéndote más preciso y eficiente.

Dedícate a en cada aspecto de tu empleo y aplica estos consejos, aunque tu nivel de presión sea bajo, ya que igualmente elevaran tu desempeño laboral.

 

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Redactora de contenido, amante de la moda y el estilo.

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