Declaraciones de ex terapeuta del príncipe Andrés podrían empeorar su situación
La mujer dejó de trabajar para él porque se sentía incómoda con los comentarios que se realizaban durante las sesiones.
Mientras está a la espera del juicio por la demanda realizada por Virginia Giuffre, el príncipe Carlos se podría ver afectado con declaraciones realizadas recientemente, las cuales no lo favorecen de ninguna manera.
Exclusivas declaraciones de la antigua terapeuta del príncipe, fueron publicadas en el diario británico The Sun, en ella se puede ver qué realmente el miembro de la familia real posee una personalidad compulsiva.
Emma Gruenbaum, de 50 años, trabajaba en la residencia Royal Lodge, Windsor, como masajista para aliviar ciertas dolencias.
En el 2005 inició su empleo para la expareja de Andrés, Sara Ferguson, y ella se encargó de recomendarla ante el príncipe.
Durante 16 años brindó sesiones de masaje, en ese momento ella tenía 34 años. A pesar de las objeciones de Gruenbaum, el lugar donde se realizaban las sesiones era en un espacio organizado en la habitación del príncipe.
El príncipe Andrés solicitaba masajes de cuerpo completo en una mesa propia, ya que no le gustaba la que la masajista utilizaba.
Dicha mesa era más alta que las indicadas para los masajes y mientras recibía la terapia, las caderas de Emma quedaban a la altura del hombre, mientras que cuando se inclinaba para el masaje en el pecho, la podía tocar.
Luego de realizar ciertas quejas por lo que sucedía, él le dijo que, era la única opción y que a él le gustaba así.
En las declaraciones, la mujer cuenta que, el príncipe siempre estaba en la habitación con solo una toalla puesta y que quería abrazarla, cada vez que podía.
En una ocasión, ella lo detuvo, colocándole la mano en el pecho y le indicó que ella no daba abrazos. Afirmó que, el príncipe Andrés era una persona demasiado “cariñosa”.
El príncipe deseaba que ella se quedara un rato con él, después de las sesiones, por lo que ella lo describe como “el cliente más espeluznante” que ha atendido.
En una de sus primeras sesiones, sin conocerse con anterioridad, el príncipe le realizó preguntas muy personales e incómodas en cuanto a sus gustos sexuales.
Emma, en la entrevista hizo énfasis en qué después de esto, le quedó claro que el príncipe quería algo más. Cuenta que, nunca se lo preguntó de forma explícita, pero sí le preguntaba si quería ver una película o si quería quedarse un rato más.
Gruenbaum añadió que, no presentaba comportamientos normales de un cliente en una terapia profesional de deporte. En esos casos el terapeuta va y vuelve. En caso de que el paciente tenga alguna dolencia o herida, no se realizan charlas, ni visitas domiciliarias y mucho menos cenas, agregó.
Emma considera que siempre lo sintió sórdido y raro.
Uno de los primeros encuentros
Cuando inició a trabajar, uno de los primeros días, el príncipe estaba hablando del sexo anal y también decía chistes sexuales, con respecto al tema.
En una ocasión de la cita, le preguntó si ya había tenido sexo por primera vez. A pesar de pedirle que se callara, el príncipe continuaba como un niño testarudo. A pesar de que Emma siguió insistiendo en que el príncipe permaneciera en silencio, él continuó hablando del tema.
Al sentirse cansada de la situación, le pidió el pago del servicio a alguien encargado, ya que él no lo manejaba, después de seis sesiones de 70 minutos. En total, la mujer recibió 80 libras por cada una.
Luego de dos meses, no recibió ningún tipo de llama por parte del secretario del príncipe, para una próxima cita.
Emma estaba consciente de que él quería algo más, y ella simplemente no estaba de acuerdo con eso.
Actualmente, agradece que en ese momento tuvo la capacidad de lidiar con la situación, a pesar de tener 34 años. Contó que no es agradable que una persona de ese cargo ponga en esa posición a una joven. Comentó también que le da miedo imaginar cómo se hubiese sentido ella si en ese momento hubiese tenido diez años menos.
Luego de su experiencia, imagina cómo pudo tratar a las jóvenes que no tenían la misma fuerza de ella.
Con este testimonio, Emma desea ayudar a sacar a la luz la verdadera imagen del hijo de la reina Isabel.
Espera que con su experiencia, pueda aportar una idea del tipo de persona que es el príncipe, cómo la trato y cómo pudo haber tratado a otras mujeres. Desea que esto ayude a Virginia en su denuncia.
La fisioterapeuta define el comportamiento del príncipe diciendo que era una “constante peste sexual desde el principio”.
Virginia Giuffre denunció al príncipe Andrés por abusar de ella sexualmente tres veces, cuando tenía solo 17 años.
El caso lo está llevando el juez de Nueva York, quien ha desestimado las solicitudes del príncipe para que desechen su demanda y de esa manera evitar el juicio. A pesar de esto, el juicio sigue adelante.