Peligros del paracetamol en tiempos de COVID-19
Con el advenimiento de la llamada "sexta ola de contagios" por coronavirus, la demanda de ciertos medicamentos aumentó. Entre tantos, el paracetamol fue uno de los implicados de este efecto rebote.
La llegada de la variante Ómicron y su alta tasa de infección desató las alarmas por un creciente uso de dicho fármaco. Junto con ello, se evidenció el peligro latente de sobredosis en casos particulares.
Definición y mecanismo de acción del paracetamol
También conocido como acetaminophen, acetaminofén o por su nombre comercial, Tylenol, es un analgésico y antipirético.
Términos designados para expresar su acción en contra del dolor leve o moderado, así como para contrarrestar la fiebre principalmente en adultos.
A groso modo, es un fármaco que actúa a nivel del sistema nervioso central. Por un lado, se cree que bloquea indirectamente la acción enzimática de la COX, encargada de modular las prostaglandinas.
Estas últimas son sustancias implicadas en la respuesta orgánica al dolor.
Dicho de otra forma, al inhibir la aparición de las prostaglandinas, la reacción al dolor es controlada. Sin embargo, no reduce del todo la inflamación como otros medicamentos que SÍ SON antiinflamatorios.
Por otra parte, la literatura médica establece que las prostaglandinas están involucradas en la regulación térmica dirigida por el hipotálamo. Al encontrarse reducidas, dicha estructura reduce el calor corporal disipándolo por medio de un mecanismo de vasodilatación periférica.
¿Cuánto de paracetamol se puede tomar?
Diversas investigaciones plantean que el límite de consumo es de 3.000 mg al día para un adulto promedio. No obstante, la FDA (Food and Drug Administration) prevé que es seguro una dosis máxima de 4.000 mg en 24 horas bajo estricto criterio médico.
Por supuesto, es una cifra que variará en función de la edad en quien se recete el tratamiento. Para adultos mayores, especialmente después de los 60 años, no es aconsejable siquiera llegar a los 3.000 mg.
En el caso de los niños, no está del todo comprobada la eficacia del acetaminofén en ellos. En efecto, la Organización Mundial de la Salud solo recomienda su usanza cuando la fiebre supera los 38,5 °C.
De incurrir negativamente en estas especificaciones, el riesgo de sobredosis es elevado.
Aunque es un medicamento de uso seguro, las complicaciones relacionadas con una ingesta excesiva son mortales. Esencialmente, de no ser tratada a tiempo, la muerte es más que garantizada.
El paracetamol en tiempos de COVID-19
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos subrayó una advertencia que sorprendió al mundo. La demanda de paracetamol subió al doble por las secuelas de Ómicron, traduciéndose en un potencial peligro de casos de sobredosis.
Se sabe que la enfermedad por coronavirus, en cualquiera de sus variantes, desencadena síntomas como fiebre, dolor de garganta, cefalea y malestar general. Manifestaciones que, en cierta medida, pueden ser tratadas por el paracetamol sin inconvenientes.
El problema radica cuando el dolor experimentado pasa a ser intenso o de tipo inflamatorio, para lo cuál el espectro del medicamento no está hecho.
A causa de ello, comienza la automedicación y la toma inadecuada, superando los 3.000 a 4.000 mg permitidos diariamente.
Según la dependencia gubernamental, los escenarios de intoxicación son más que propensos a ocurrir. Cuando la dosis alcanza los 5.000 a 6.000 mg en menos de 24 horas, es de vital importancia acudir la Sala de Emergencias inmediatamente.
El mismo organismo de salud detalla que las personas se confían en su poco conocimiento y experiencia. Se respaldan en creer que es una droga farmacéutica segura, ignorando su potencial daño a órganos diana como el hígado y los riñones.
Escala de síntomas presentes en el cuadro de intoxicación
Los síntomas presentes posteriores a una intoxicación son variados, pero no tardan en aparecer. En menos de 12 horas entran en escena los primeros como malestar general, náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y acidez.
Cuando evoluciona hacia un panorama más grave, el hígado es el principal afectado. La disfunción hepática se hace evidente cuando la ictericia, sudoración y estupor acompañan a los síntomas iniciales.
La alteración y disfunción de este órgano desata, a la larga, estados convulsivos, coma y finalmente la muerte de no ser tratada. Es por este motivo que el acetaminofén o paracetamol no puede ser tomado a la ligera.
El paracetamol es metabolizado en el hígado, es decir que el cuerpo necesita de este órgano para aprovechar el medicamento. En sobredosis, se genera un estrés no fisiológico que acarrea la instauración de daño o insuficiencia hepática y que puede llegar a ser total.
¿Cuál es el pronóstico o expectativa de vida luego de la intoxicación?
Mientras más rápida y atinada sea la asistencia médica, proporcional será la recuperación del paciente. La Biblioteca Nacional de Medicina de América recomienda un lapso no superior a las primeras 8 horas.
Sin embargo, la comunidad médica asegura que entre las 4 a 6 horas de implementado el tratamiento, las probabilidades de éxito son gigantescas. De allí que la identificación de los síntomas primerizos sean certeros y velozmente acudir a emergencia.
Si transcurren más de 12 a 24 horas sin un tratamiento constante y vigilancia médica estricta, el horizonte se oscurece. Prácticamente se entra en un punto de no retorno, puesto que la insuficiencia hepática será irreversible y subsecuentemente mortal.
Para soslayar tal circunstancia, el antídoto para la sobredosis de Tylenol es el NAC o N-acetilcisteína. El popular Manual MSD en su apartado respectivo, reza que es un medicamento que previene el daño celular hepático.
Básicamente, impide que el metabolito del paracetamol, que se encuentra en altas concentraciones por sobredosis, produzca consecuencias mortales. En conclusión, facilita su absorción, metabolización y posterior excreción a través de mecanismos intrínsecos comprobados por la ciencia.
Paralelamente, el protocolo médico permite la aplicación de suplementos como el carbón activado. Como sumatoria, el lavado gástrico, la colocación de oxígeno, laxantes, expansión volumétrica con solución fisiológica, son alternativas probadas.