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Cultivo una rosa blanca en Miami o en La Habana.

El Color blanco es el de la paz.

No hace falta la grandeza de espíritu que tenía Martí para darse cuenta que guardar rencores y cultivar odio, es una soberana tontería.

¿A quién le afecta, para bien o para mal, lo que piensa o siente? ¿El hígado de quién se postula para una cirrosis hepática o un cáncer: el del que ofende o el del ofendido? Posiblemente el de los dos, pero hay una buena noticia: Usted puede no sentirse ofendido, y por supuesto abstenerse de ofender, criticar, maldecir, desprestigiar.

En la actualidad es muy fácil, gracias a las redes sociales e Internet, parapetarse detrás de la pantalla de un ordenador y soltar la fiera o la paloma que llevamos dentro. ¿Contra quién es esa andanada de ofensas y palabras soeces que escriben algunos cubanos en los grupos de Facebook, ya sean los que viven en La Habana y tienen algo de dinero para conectarse, o los que viven en Miami y ya tienen pocas ocupaciones?

Los que lanzan ofensas desde las isla, son los mismos que un día lanzaron huevos a los de la embajada del Perú o Mariel, o a los que no pensaban igual y los que llegaron a "puerto seguro" y hoy lanzan sabandijas por la lengua, son los mismos que acumularon rabia y sangran por esa herida, y quien puede asegurar que sean también los hijos o los nietos.

Para nada quiero decir que tengamos que estar de acuerdo en todo, que tuviéramos que seguir engordando la unanimidad enmascarada de otros años, y ¿no sería más efectiva una intención de escuchar las razones del otro, sin prejuzgar, con el deseo de tratar de entender, de forma curiosa y humilde? Diga lo que diga y tratar de observar por qué lo dice, desde que punto de vista habla.

Cuando una persona escucha a otra, cuando hace un espacio y tiene un ápice de hospitalidad por unos minutos en su corazón, el interlocutor lo capta y se genera un mínimo de respeto y comienza a surgir una olvidada capacidad que tenemos, llamada compasión, que no es lástima sino la profunda convicción de que vemos el mundo, según nuestro mundo interno.

Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo...

A los pilotos de formula uno, el entrenador les advierte que si derrapan las ruedas del coche, no miren hacia el muro, que miren hacia la pista, hacia donde quieren ir, que nunca lo hagan hacia donde no quieren estar, porque lo que focalizas será. ¿por qué no focalizamos los cubanos, estemos donde estemos, lo que nos une y no, lo que nos separa?

Nunca vamos a ser unánimes en relación a muchas cosas, vamos a seguir teniendo derecho a la pluralidad, la diversidad, el derecho a discrepar, a poner sobre el tapete, la forma única e individual que tenemos de ver el mundo y los regímenes sociales y la política, que no es el partidismo ridículo y totalitario que ve todo malo en el adversario y todo bueno del lado de acá.

Es fácil cultivar una rosa blanca para el amigo sincero, y valiente, con mucha inteligencia emocional, con un elevado grado de autoestima y una visión profunda de nuestra esencia humana, cultivarla también para el cruel que nos arranca el corazón con que vivimos.

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Cubano, emigrante en España, disfrutando de esta parte de mi vida. Compartir es mi camino.

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