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Mientras mi vida pasa

Atardecer.

Me quedé mirando a la reina de las mandarinas mientras se entretenía en embarrar la tarde de colores, pensando en nada, absorto ante la magia de lo que es por derecho propio, lo que no ha sido preparado para una función. Me quedé mezclándome entre la luz que expira y las sombran que reinan.

Y la oscuridad se confabuló conmigo, se metió en mis poros, aprovechando que la luz se había ido, me tapó los ojos, y el silencio los oídos. Y fueron las sombras a darme la mano para que entrara a la madriguera de un lobo herido.

Entonces aparecieron sabandijas y demonios, miedos y falta de estima, una oxidada medalla de hojalata, que me vino de herencia por el cordón umbilical y otros duendes aprendidos en la estrepitosa huida.

Bosque.

Pero las sombras no son eternas y cuando su imperio alcanza el clímax de la madrugada, la luz las sorprende indecisas y desorientadas. Poco a poco van perdiendo terreno y a media mañana, yacen todas bajo tierra, apiladas hasta que la reina de las mandarinas se ahogue de nuevo en la distancia.

Así de inexplicable es mi vida, ardilla huyendo de cazadores, sombra agazapada en la raíz de un amanecer, inmensidad que se mete en todas las rendijas persiguiendo una mariposa. Eco chocando en las paredes de lo imposible, sonrisa de viejo que si la rosa el pétalo de una flor, se convierte en llanto.

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Cubano, emigrante en España, disfrutando de esta parte de mi vida. Compartir es mi camino.

Percibo que soy más que cuerpo físico, mental y emocional. No se quien soy, pero SOY MAS, MUCHO MÁS!!