Encuentros
Antes de encarnar en un cuerpo físico, o sea, antes de materializarse, el alma hace planes: ¿En que circunstancias quiere vivir su nueva experiencia, con qué familia, incluso con qué cuerpo, con qué mundo emocional y sentimental?
¿Tú elegirías vivir en una familia problemática, con padres drogadictos, maltratadores o incluso asesinos, privado del sentido de la vista o sordomudo? ¿Elegirías nacer en un campo de refugiados de África, en naciones en guerra, en una tribu suramericana actual?
Las almas antes de materializarse, hacen pactos de amor, eligen formas de muerte violenta del cuerpo a donde van a encarnar, para que el dolor y el sufrimiento sean brutales y, a la vez, sean el combustible que impulse a la consciencia a hacerse consciente.
¿Y Tú de dónde sacas esos disparates? me pregunta a veces algún amigo. Me vas a decir que alguien elegiría nacer en la miseria, con problemas físicos, como por ejemplo una discapacidad. Hay niños que han nacido sin brazos ni piernas, al nacer han tenido un problema y viven con una discapacidad toda su vida. ¿Me vas a decir que alguien quiere eso para su vida?
Si pudiéramos elegir, seguramente lo haríamos en familias armónicas, en países tranquilos y donde, al menos, se pudiera vivir una vida digna. ¿No crees que todos queremos vivir una vida digna?
Hay personas que cometen crímenes siendo jóvenes y son condenados a vivir el resto de sus vidas en la cárcel. ¿Crees que alguien en su sano juicio elegiría vivir años en la cárcel?
Vamos a razonar juntos: Hay una inteligencia superior, que integra todas las inteligencias, la lógica, artística, apreciación de la belleza, relaciones humanas y todo lo que podría agruparse en el término Inteligencia Amorosa. Ella es y siempre ha sido omnipotente y ajena al espacio tiempo.
Es lo no manifestado, lo que no se puede abarcar con la mente, por una razón muy sencilla: lo creado no puede ponerse a la altura del creador. Y como el creador lo puede todo, ¿Crearías Tú una galaxia, miles de millones de Galaxias? ¿En esas Galaxias crearías las cosas inanimadas, como las piedras y el agua o el oxígeno?
¿Crearías millones y millones de formas de vida? desde los organismos unicelulares, pasando por animales y plantas, hasta llegar al ser Humano. - Si claro. ¿Y para qué querría el creador traer a la vida seres infelices, presas del sufrimiento, lisiados, ciegos o sordomudos? ¿Para qué querría el creador, si realmente fuera omnipotente, crear tanta infelicidad y desdicha, tantas enfermedades y calamidades naturales y muertes violentas?
¿Crees que si no existiera el frío, alguien podría conocer el calor? ¿Si no existiera la oscuridad, alguien podría explicar que es la luz? ¿Si no existiera el mal, alguien podría definir el bien? Parece ser que la dualidad es la forma en que lo no manifestado, encuentra una forma de manifestarse, pero solamente parece ser, no lo puedo asegurar.
Por eso percibo que hay encuentros álmicos, y cuando ocurren, las personas sienten una vibración inequívoca de que ese ser con el cual te has encontrado tiene una fuerza de atracción diferente a otras personas. ¿Lo has sentido alguna vez?
Pues ahora que lo dices, si que lo he sentido. Y he observado que hay personas que tienen una gran fuerza de atracción, que tienen algo que los hace diferentes. Cristo Jesus, Buda, Krisna, Lao Tse y una lista interminable. ¿Quiénes han sido?
Ellos han sido la sombra fresca donde el caminante se detiene, el pozo de agua limpia que nos permite calmar la sed, la música que nos enternece. - Quieres decir los maestros. No, mi querido amigo. El maestro es el cuñado que no soportamos, el hijo rebelde, el asesino que trunca la vida de un familiar querido, los grandes dictadores, lo peor del género humano.
¿Los que nos han enseñado a odiar? No. Los que nos han brindado la oportunidad de cultivar la tolerancia, la compasión y el perdón. Esos son los verdaderos maestros, son las almas que han tenido el valor de exponerse al repudio, sacar lo peor, hurgar en nuestras miserias, para que, a la vez, se manifieste, brote como una semilla de la tierra, el amor incondicional que es la esencia misma de nuestra fuente. ¿Entiendes? - Si, entiendo, y conmigo que no cuenten para perdonar asesinos, locos de mala entraña.
Vale. Lo siento.