Depresión: Un problema intensificado durante la pandemia
La depresión es uno de los trastornos mentales más comunes conllevando a consecuencias nocivas para el individuo. Según datos de la OMS, el 5% de los adultos en general padecen este cuadro clínico.
A su vez, es una causa de morbilidad acentuada que durante los últimos años sigue en aumento. Sobre todo, cuando el advenimiento de la pandemia y el confinamiento apareció, los casos se dispararon.
Salud mental y COVID-19: ¿Qué tanto se relacionan?
Tanto la Organización Mundial de la Salud, (OMS), como distintos gremios de sanidad en el mundo, realizaron estudios que evaluaron el estado mental en estos tiempos. Las deducciones adquiridas fueron tajantes y alarmantes.
Se concluyó que los trastornos mentales comunes empezaron a aflorar exponencialmente.
La depresión y ansiedad comenzaron a relacionarse directamente como secuelas de la COVID-19 en general.
Una encuesta en conjunto aplicada por la Organización Panamericana de la Salud y la OMS, reafirmó los resultados anteriores. Plasmó que un alto índice poblacional desarrolló sentimientos como miedo, tristeza, ansiedad y estrés ante el confinamiento.
Entre paréntesis, una gran porción manifestó temor a contraer el virus, mientras que otros, preocupación y estrés por el futuro. La cuarentena, desempleo, desabastecimiento y más, fueron los detonantes para la instauración de cuadros depresivos, obsesivos y ansiosos.
¿Qué es la depresión?
La depresión está englobada dentro de los conocidos o denominados “trastornos mentales comunes”. En ellos también se escriben las crisis de ansiedad como parte de las principales enfermedades que afectan la mente.
En líneas generales, se define como un estado de “hipofunción” o disminución de la actividad diaria de manera progresiva. La literatura médica también la plantea como un estado crónico de desinterés y un sentimiento de tristeza que no cesa.
Aunado a ello, se acompaña de otros síntomas relacionados con el campo cognitivo, corporal y del comportamiento. Básicamente, se trata de una patología que incapacita totalmente al individuo en los casos más graves.
Algunas causas que desatan este trastorno
La depresión es una enfermedad multifactorial que puede erigirse a razón de distintos frentes según cada organismo. Para fines prácticos, se han simplificado aquellas de mayor estudio en salud:
1. Tanto el comportamiento como la personalidad son determinantes para originar depresión. Algunas conductas como la inseguridad, perfeccionismo, hipocondría o la dependencia personal, predisponen a los escenarios depresivos.
2. Los factores ambientales, socioeconómicos o de salud igualmente influyen en el problema. La pobreza, el desempleo, la poca o nula tolerancia familiar, enfermedades crónicas y más, es una sumatoria de alto riesgo.
3. Como tercer lugar, se ha planteado en el último tiempo que la esfera hereditaria tiene cabida en la enfermedad. Sin embargo, continúa siendo estudiada a la espera de profundizar más al respecto.
¿Cuáles son sus síntomas más comunes?
Si bien ciertos síntomas pueden orientar hacia un diagnóstico precoz, por sí solos no significan exactamente un cuadro depresivo. La tristeza es la carta de presentación que utiliza este trastorno, siendo descrita como “poco convencional”.
Normalmente, la tristeza descrita por el paciente sigue dos tendencias que han sido plasmadas en la academia médica. Gracias a esa estrategia, es posible identificar con mayor rapidez la presencia de depresión:
La tristeza es manifestada con una intensidad mayor que no varía en el tiempo. El individuo se encuentra en un estado crónico de apatía aun cuando su entorno no posee defectos tangibles.
Es clasificada como un sentimiento de tristeza, desinterés o de pérdida diferente a lo que se ha vivido con anterioridad. Se pierde la motivación por salir adelante con tendencia al hundimiento en un abismo emocional.
En adición, otros textos médicos especializados en psiquiatría y psicología abarcan una serie de síntomas complementarios importantes. En orden de relevancia, son los siguientes:
Apatía y lentitud de movimientos que se relaciona con el temor a la toma de decisiones; fatiga e irritabilidad.
Insomnio tipo “despertar precoz” definido como la incapacidad de conciliar el sueño tras una interrupción abrupta del mismo en la madrugada.
Sensación prolongada de enlentecimiento del pensamiento o dificultad marcada para articular pensares lógicos.
El individuo experimenta un término médico conocido como “anhedonía”, lo que es lo mismo a la pérdida de las sensaciones de placer.
Sintomatología general como dolores musculares y de cabeza, trastornos digestivos, entre otros.
Apreciación de pensamientos pesimistas, irracionales y hasta suicidas.
Tipos de depresión
La depresión mayor
Es aquella de carácter crónico manifestada en una alta duración de sus episodios. La mayoría de los casos se prolonga por semanas o meses debido a una falla en los principales neurotransmisores del sistema nervioso.
Trastorno distímico
El llamado trastorno distímico es descrito como un conjunto de signos y síntomas incapacitantes. A pesar de ser menos intensos, igualmente parten de una cualidad crónica que puede extenderse por años de no ser tratada.
Trastorno menor
En referencia al trastorno menor, es secundario a una situación estresante o complicadamente abrumante.
Es el detonante agudo de signos y síntomas propios de un cuadro depresivo, pero su duración en tiempo es corta y autolimitada.
La escritura médica permite incluir otros trastornos depresivos en la clasificación en curso. Son aquellos que no tienen un nombre predefinido, obedeciendo a condiciones psiquiátricas y no psiquiátricas subyacentes.
Independientemente del tipo de depresión que se pueda sufrir, la variedad de síntomas antes descritos es habitual en cada uno de ellos.
¿Cómo se trata la depresión?
Muchas personas cometen el error de aferrarse a la creencia de que la depresión solo es tratada con antidepresivos. Pero no siempre es así, se maneja todo un protocolo médico cimentado en la severidad de la enfermedad, o el tipo de síntomas mostrados.
El tratamiento con antidepresivos es exclusivo para la depresión mayor, donde el componente biológico está presente. En efecto, actúan como ventajas para sopesar los síntomas crónicos ligados a la patología.
En ocasiones, los antidepresivos son prescritos para los trastornos de distimia, pero en dosificaciones menores.
Siempre que se diagnostique satisfactoriamente y se refuerce con seguimiento psicológico constante, no será contraproducente.
Recapitulando, los trastornos adaptativos son las presentaciones más leves de la depresión. Por ende, no amerita medicación de entrada dado que el enfoque es prevenir que los síntomas se exacerben.
Ante todo, las sesiones terapéuticas para soporte psicológico enfocado en el ámbito cognitivo-conductivo, bastarán. Ayudará a identificar otros posibles factores de riesgo y a buscar salidas efectivas para el trastorno.
Los datos arrojados por la OMS son alarmantes
La Organización Mundial de la Salud, en su sumario anual de la depresión, establece que casi 350 millones de personas padecen este desorden mental. Gran porcentaje de esa cantidad están en edad adulta oscilando los 45 y 60 años.
Por otro lado, el 70% de esa cifra está compuesto por personas del género femenino. En retrospectiva, se considera que las mujeres son más predilectas a desarrollar depresión en algún punto de su vida.
La causa de ello es que la depresión es un padecimiento silente y que sabe esconderse, pasando desapercibida. Además, de la desinformación que existe y el poco abordaje en salud mental pública, se estima que el 60% de los casos no son atendidos.
A raíz de ese inconveniente, forma parte de las causas de morbilidad más frecuentes a nivel mundial. Según cifras oficiales, un promedio de 850 mil personas muere anualmente por suicidio, la máxima expresión terminal de la depresión.