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¿Qué tanto sabes de Ómicron?: Mitos y verdades
¿Cuánto sabes realmente de la variante ómicron? Mucho se dice al respecto, pero sorprendería entender que no todo es real. La especulación mediática y desinformación propiciaron varios mitos que deben aclararse.
La pandemia por COVID-19 se adentra en la consecución de su tercer año en activo. La humanidad, desde entonces, inició un largo camino que poco a poco está llegando a su final. ¿Qué tanto se ha dicho al respecto?
¿Qué es Ómicron?: Primero, su definición
Ómicron es el nombre que recibe una de las variantes del coronavirus con mayor actividad infecciosa. Fue descubierta en África y promulgada por la Organización Mundial de la Salud en noviembre del año 2021.
La misma OMS destacó que es un patógeno de alta preocupación debido a la alta tasa de contagios que produce. Su rápida diseminación desde el continente africano hacia otras latitudes, sirvió de peso para instaurar la llamada "sexta ola" de casos.
Otra particularidad muy característica del virus en cuestión es su difícil detección en las pruebas tradicionales. Por tal motivo, ante sintomatología sospechosa, lo ideal es dar paso a la asolación para contribuir a la escasa o nula propagación.
Mitos y verdades de la variante Ómicron
Los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) junto con la OMS, han promovido información fidedigna sobre la variante. Una entidad infecciosa con actividad superior a la de su pariente original, el SARS-CoV-2.
Ómicron es una variante más leve
El relajo de la sociedad en general durante el último trimestre del 2021 fue un detonante para la aparición y propagación de Ómicron. Sin embargo, un amplio porcentaje se ha hecho eco de datos poco certificados acerca del carácter leve de la enfermedad subsecuente.
En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud, (OMS), llama a la cautela con relación al tema. No existen ensayos o investigaciones concluyentes en los que se afirme al ciento por ciento tal cualidad de la variante.
Por el contrario, todavía se está conociendo su modus operandi sin imaginar la magnitud que podría tener en países poco inmunizados. Catalogar a Ómicron como un virus leve o débil es sinónimo de irresponsabilidad y poca capacidad de raciocinio.
Es más contagiosa, pero con menos hospitalizaciones
Que el pensar sea que Ómicron produzca menos hospitalizaciones también está mal. Si bien es cierto que su tasa de contagio es superior a la de otras variantes con síntomas leves, no es una luz verde a la relajación.
El incremento exponencial de infectados ejerce un efecto paradójico en la cantidad de hospitalizados. Aunque la cifra de casos no graves es cuantiosa y al contrario esté disminuida, se trata de un panorama engañoso.
Ese mínimo porcentaje es suficiente para abarrotar nuevamente el sistema de salud como a principios de la pandemia. Ante ello, conviene recordar las medidas de bioseguridad, higiene personal y, sobre todo, la vacunación como pauta clave.
Las vacunas no tendrán efecto contra la variante
Los movimientos antivacunas (anti-vaxxer en inglés) cada vez infunden más confusión a la sociedad. Una fuerte corriente de mitos acerca del uso ineficaz de las inmunizaciones contra Ómicron es tendencia desde el surgimiento de la misma.
Para su infortunio, los CDC, FDA (Food and Drug Administration), OMS y otros organismos de calibre, sigue respaldando la practicidad de ellas. Han publicado numerosos estudios doble ciego con conclusiones favorables de su mecanismo de acción contra diferentes variantes.
Sin embargo, y en esencia la OMS, ha anunciado la necesidad de que las vacunas sean equitativamente distribuidas. Mientras países ya están iniciando programas para la tercera o cuarta dosis, otros ni siquiera han completado el 10% del esquema en su primera administración.
De no alcanzar un acuerdo para la repartición oportuna, más variantes y subvariantes seguirán apareciendo. Aun así, lo que es inalterable es la veracidad y absoluta confianza en las vacunas como método único para superar la pandemia.
Una persona no puede volver a infectarse tras contagio
Es común pensar que, tras exponerse a algún microorganismo con enfermedad subyacente, la reinfección será imposible. Pero, con los virus, nada está escrito debido a su capacidad inherente para mutar y adaptarse a las adversidades.
Las mismas fuentes certificadas que se han venido resaltando, explican que la reinfección por Ómicron es probable. Y no solamente eso, sino que incrementa enormemente el riesgo para enfermedad grave de no estar vacunado o inmunizado antes.
No obstante, la experticia médica igualmente declara que son escenarios poco probables. En definitiva, vale la pena subrayar que pueden ocurrir sin problemas en lugar de creer que se está a salvo.
Los antibióticos son capaces de frenar el coronavirus
Volteando al pasado, parece que transcurrió una eternidad desde que se postularon estudios que rezaban la eficacia de la Azitromicina contra el coronavirus. Rápidamente, esa premisa fue descartada, pero todavía continúa muy arraigada en las recetas médicas.
No es recomendable confiar en aquellos tratamientos que se basen en antibióticos contra la COVID-19 u Ómicron en su defecto. Este tipo de medicamentos son exclusivos para las infecciones bacterianas, organismos patógenos totalmente distintos a los virus.
Un grave problema de salud pública es la receta indiscriminada de antibacterianos en la época de la pandemia. Actividad que abre paso directo a las resistencias bacterianas que, de por sí, ya son bastante comunes en el medio actual.
Otro inconveniente que crece como hierba mala es la automedicación. Aquellos personajes ajenos al ámbito médico tienden a ingerir drogas farmacéuticas en dosis no avaladas por un profesional de salud. Siguiendo comentarios de terceros, caen en esta práctica peligrosa.
Los antibióticos empleados para la gripe, resfriado, dolor de garganta o la misma COVID-19, son los ejemplos más comunes. NO SE AUTOMEDIQUE; acudir en primera instancia a una consulta médica especializada garantizará una mejor recuperación.