Silencio total en la isla privada del multimillonario Jeffrey Epstein, acusado de abuso sexual y tráfico de menores
Jeffrey Epstein, el multimillonario detenido por tráfico sexual y abuso a menores, gustaba de llamar a su isla St Jeff´s, pero los pobladores cerca decidieron usar otros nombres y no es raro encontrar a quien la señale y llame Isla Pederasta, Isla Orgia u otros nombres aún más horribles.
El día en que fue detenido el poderoso magnate, algunos de los empleados en su isla privada declararon alguna que otra cosa, hoy, nadie quiere hablar. Al parecer "alguien" ha girado la orden de mantener en secreto todo lo que ha ocurrido en la isla, pero mucho ya salió a la luz pública. El sitio, un lugar paradisíaco rodeado de palmeras, era el lugar "de descanso" del multimillonario, pero este descanso tenía un lado muy oscuro.
Altos funcionarios, ex presidentes y senadores visitaron la isla
En las investigaciones mucha gente aparece vinculada a Epstein, aunque no hay manera de comprobar que todos hayan estado involucrados en la trama de pederastia, algunas mujeres conocidas, como Ghislaine Maxwell también visitaron la isla. La naturaleza de sus negocios le justifica estar en contacto permanente y reunirse con gente poderosa, solo que este escándalo convierte a todos los visitantes de la isla en sospechosos.
Algunos banqueros y economistas se preguntan como podía Epstein ganar tal fortuna en tan poco tiempo, sin una gran empresa propia. No se le conocen negocios como a Trump, Gates u otros magnates y solo como asesor cuesta creer que se pueda amasar tal fortuna en tan poco tiempo, por eso existen especulaciones sobre lavado de dinero.
La gigantesca fortuna de Epstein le permitió adquirir un apartamento lujoso en Paris, otra isla privada y mansiones en Palm Beach. La Isla es también el lugar donde aparecen registrados varias de sus "oficinas". Asesorar y ayudar a los más ricos a administrar sus fondos es el trabajo de Epstein, así, de esa manera ambigua, se nos presenta la explicación de su fortuna.
Servicio exclusivo para otros magnates
Desde el comienzo Epstein apuntó alto. Ofrecía sus servicios unicamente a empresas o personas con un capital mínimo de 1.000 millones $, por ello no es de extrañar que sus ganancias sean tan jugosas. Aunque no haya manera de explicar en concreto qué hacía, con clientes semejantes su pago no podía ser pequeño.
Es curioso que aunque existan instalaciones en la isla esta no cuente con letreros de ningún tipo ni señalizaciones que indiquen direcciones, distancias hasta algún punto, luego de explotar la trama de tráfico sexual y abuso de menores, cobra otro sentido esta falta de señalizaciones y letreros en la isla.
Las declaraciones de algunos empleados hace días indican que Jeffrey Epstein solía caminar sin camisa, apenas en pantalones cortos y ordenaba hacer sonar música de meditación cerca del templo al centro de la isla. Ocasionalmente ocupaba la piscina, donde no era raro verlo con chicas, a veces desnudas.
Al conocerse la existencia de esa especie de templo y con una denuncia anterior por abuso de menores las especulaciones sobre rituales extraños en el templo no han faltado, no faltan rumores sobre satanismo, sacrificios y rituales con algún tipo de contenido o acciones sexuales en la Isla de Jeffrey Epstein.
En su primer juicio por delitos sexuales contra menores, el multimillonario logró un trato donde se le incluyó en la lista de depredadores sexuales y apenas pago un año de prisión (con salida semanal para atender sus negocios), dicho trato fue criticado como una burla y un arreglo obtenido por Epstein con alguno de sus amigos poderosos. Esto ha tomado repercusión ahora por la conocida amistad de Epstein con Trump y el hecho de que aquel fiscal, Alexander Acosta, era hasta hacer horas Secretario del Trabajo en el gobierno de Donald Trump, cargo al cual renunció para aliviar un poco la imagen comprometida por este caso del presidente de EEUU.
