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Uno de cada tres niños en el mundo sufre de acoso escolar
El bullying es un problema de salud mental que debe enfrentarse
La desgarradora historia de Drayke Hardman, un pequeño de 12 años que decidió quitarse la vida tras sufrir un año de acoso escolar, no es la única; hoy en día el bullying es más notorio que nunca, y todo esto ha ocasionado trágicos desenlaces, como este que le ha dado la vuelta al mundo.
Estigmatizar a los demás y burlarse de ellos por su color de piel, su cabello, sus gafas, o su tamaño, es una conducta muy habitual dentro de las aulas de clases; y esto puede desencadenar una conducta violenta, donde cualquier menor es susceptible.
Según los últimos datos recopilados por la Unesco, se reveló que un 30% de los estudiantes del mundo han sido víctimas de acoso escolar; es decir, que esta conducta afecta a 1 de cada 3 niños, o adolescentes.
Casos reales de acoso escolar que han despertado la sensibilidad social
En los últimos días, la historia de Drayke nos ha hecho pensar en lo difícil que es el acoso escolar, y como nuestros niños pueden vivirlo a “solas”.
Muchos de los niños que son víctimas de bullying sufren de ansiedad, nervios y depresión, y para no ser aún más humillados por sus compañeros, prefieren callar y ocultar lo que viven, alejando a sus padres del proceso.
Uno de los casos de acoso escolar más virales en el mundo, fue el del pequeño Jokin, un joven de 14 años que decidió quitarse la vida tras haber ha sido víctima del bullying, por parte de sus compañeros, del Instituto Talaia de Hondarribia, España. Esto ocurrió en el año 2004.
Luego de la autopsia realizada, se descubrió que el pequeño tenía fuertes rosetones y golpes por el cuerpo, que fueron ocasionados por sus compañeros ocho días antes; es decir que la agresión pasó de ser verbal, a física.
El otro caso que conmocionó al mundo entero fue el de Rebecca Ann Sedwick, esta niña de Florida, Estados Unidos, que decidió quitarse la vida en el año 2013, tras ser víctima del acoso escolar.
A pesar de ser atendida por sus padres, quienes decidieron cambiarla de institución, la persecución siguió a través de las redes sociales y correo electrónico, por lo que Rebecca pensó que lo mejor era acabar con su vida.
Y es que los casos del ciberbullying también afectan el estado emocional del las víctimas; y para los atacantes, la maldad no tendrá límites.
Otra historia real del acoso escolar y su terrible efecto, es la de la de Marion, una joven de 13 años, que decidió acabar con su vida en febrero del 2013. La pequeña fue encontrada por su madre, ahorcada con un pañuelo en su propia habitación.
Marion pasó tiempo siendo víctima del bullying y el acoso virtual, por un grupo de compañeros que la acorralaban todos los días, dentro y fuera de la institución.
Estos son algunos de los casos reales que han dado la vuelta al mundo; y no es para menos; hoy en día son cientos de jóvenes han decidido atentar contra su propia vida, tras ser víctimas del bullying.
¿Cómo saber si un niño está siendo víctima del bullying?
Todos debemos enfrentar el acoso escolar desde cada una de nuestras esferas. Padres, maestros, representantes, deben hacerle frente a este tipo de agresiones, por muy mínimas que parezcan.
En muchos de los casos mencionados anteriormente, las instituciones educativas no actuaron con prontitud, pues para algunos, la burla de los compañeros era “cosa de jóvenes”, sin saber que esto ocasionaría un desenlace tan trágico.
En tal sentido, desde el hogar, hasta la escuela, se debe trabajar por la salud mental de los pequeños; y siempre estar alerta ante estos síntomas que muestran que un niño está siendo víctima de acoso escolar:
Descenso del rendimiento escolar.
Dificultad de atención y concentración.
Aislamiento social, y apatía.
Sentimiento de culpa.
Ansiedad y depresión.
Ganas continuas de faltar al colegio.
Expresiones emocionales extrañas.
Llanto.
Estas son algunas de las señales que nos pueden indicar si un niño está siendo víctima del bullying en su centro educativo.
Asimismo, es válido siempre revisar sus implementos escolares, y preguntar constantemente su relación con los demás compañeros; pues hay infantes que prefieren esconder lo que siente, por miedo a seguir siendo burlados.