El mito de Huveaune
Lo tenemos presente en una gran cantidad de cuentos africanos. Huveaune es, para varios, el primer hombre.
Otros de seguro recordarán que su nombre aparece en historias donde se le retrata como una deidad plagada de intrigas.
Así que quizás este mito africano resultará mucha más especial para quien aún no lo conozca de ninguna parte.
En Lesotho, Sudáfrica, hay dos pueblos, Bavenda y Basotho. Los mencionamos ahora porque en estos lugares consideran a Huveaune como su creador.
Si alguna vez te cruzas con un habitante de cualquiera de estos dos territorios, tal vez te contaría que este ser anhelaba paz y tranquilidad después de haber terminado su obra, de la cual se sentía muy orgulloso.
Pero parece que en algunas cosas no hizo bien los cálculos, pues cuentan que al poco tiempo de haber terminado su creación, los seres humanos ya sabían casi todo lo relacionado a los pájaros y las abejas.
Sin duda esto le satisfacía, ya que era muy bueno para ellos. No obstante, el ruido era demasiado fuerte para este Dios.
Es por eso que casi de inmediato, Huveaune decidió ascender a los cielos de una forma que de seguro nadie imaginaría: construyó una escalera de madera que llegaba hasta lo más alto, un lugar donde no alcanza ver la vista del hombre.
Y como no quería que nadie lo siguiera, iba sacando los escalones por los que ya había pasado.
Parece que sólo así consiguió contemplar tranquilamente la obra que hasta que hasta hoy en día lo debe mantener asombrado.