El origen del K-Pop: el género musical que ha dominado en todo el mundo
En los últimos tiempos, el K-pop se ha convertido en uno de los patrones más inconfundibles del panorama musical contemporáneo. Entre nosotros, las maravillas más populares son BTS (que de no haber sido por la pandemia habrían agotado presumiblemente las dos fechas en el Estadio Olímpico de Barcelona a finales de la primavera) y Blackpink(que llenaron el Palau Sant Jordi en 2019).
Aunque el ramillete de reuniones juveniles actuales es perpetuo (y no en todos los casos sencillo de articular), con nombres como EXO, Twice, Itzy, Ateez, NCT, (G)I-dle o SuperM, por poner algunos ejemplos.
Hoy en día, este género que ha causado gran impacto a nivel mundial se eleva por encima de lo melódico, habiéndose convertido en un verdadero desarrollo social con una ocupación global.
Podemos descubrir desde tiendas específicas en las que la música es lo más insignificante (como encontré en la famosa librería You Liang de Madrid) hasta mover estudios para intentar dominar sus complicados movimientos, como el que presenta en Barcelona el Espai Jove La Fontana.
¿Qué es el K-pop?
El K-pop es un asombroso movimiento social que se originó en Corea centrado en la música, sin embargo, no puede percibirse sin un estilo visual, una base social (y de la industria de la cultura) y una profunda elaboración mundial siendo fan. Se eleva por encima de la marca básica de la mosca hecha para los adolescentes y ha procurado asombrosas ramificaciones sociales y sorprendentemente políticas.
También se le denomina “pop coreano” y es un estilo de música "local" de Corea del Sur que tiene la idiosincrasia de estar compuesto por varios tipos de música. A pesar de que se compone de un amplio surtido de tipos de música surcoreanos bien conocidos.
El término se aplica regularmente al negocio de la música que se describe presentando tipos de música y estilos de Occidente, como el stone, el jazz, el hip-bounce, el reggae, la música nacional y la tradicional, mucho más allá de las raíces melódicas nativas de Corea.
La muestra más actual de este estilo surge debido a uno de los principales grupos de K-pop, llamado Seo Taiji and Boys, realizado a mediados de los 90. La gratitud a las diversas pruebas que hicieron con estilos musicales variados.
Estableció un cambio en lo que era la música de esa nación, como resultado, la coordinación de un extraordinario surtido de clasificaciones melódicas de naciones desconocidas se convirtió en algo extremadamente normal, hecho por una gran cantidad de especialistas acerca de esta cultura.
¿Cómo llego a ser el K-Pop un género musical tan global?
Este género musical proveniente de Corea comenzó a tener su primer efecto en 2010, dos o tres años antes de su explosión mundial con el sorprendente logro poco común de la melodía Gangman Style, pero además con Fantastic Baby de BigBang.
En la actualidad, el estilo es más homogéneo, sostenido por recetas impulsadas al éxito y esfuerzos coordinados con especialistas del pop global como Lady Gaga, Dua Lipa o Flo Rida.
Una de las claves de la difusión actual de este increíble género es a través de YouTube y de una amplia organización de propuestas que permite conocer nuevos encuentros, incluso llegar a la clase desde diferentes intereses de la cultura asiática.
Cabe mencionar que, otro componente es que las tertulias suelen contar con numerosos individuos, con diversos trabajos y estilos: unos más comprometidos con el movimiento, otros más con la voz principal y otros con el rap. Un componente extremadamente normal en una melodía de K-pop y que se suma al surtido sin depender de esfuerzos externos coordinados.
Más allá de la música, este magnífico género no sería lo que es sin los movimientos y las grabaciones musicales: ambos se han vuelto progresivamente complicados, asombrosos y deslumbrantes por fuera.
En el caso de que nos traslademos 10 años atrás, esta última época de animadores que Sara encontró, como Shinhwa, BigBang o 2NE1, estaba más impactada por el hip-bounce, al igual que por la música metropolitana y el feel, y su protagonismo vino de la mano -como hemos visto hasta ahora- del Gangnam Style de Psy.
Esta evidente entrega de 2012 comparte una parte importante de las cualidades del género: música de baile sugerente de la música asonante y de la música disco (sobre todo la euro-disco de los años setenta y ochenta habitual de naciones como Italia, Alemania o Suecia), cantada en coreano con apariciones periódicas del inglés y, obviamente, animadas grabaciones musicales y movimientos corales.
El Gangnam Style fue una asignación de K-pop, llevada al humor más tonto para ironizar una zona opulenta de Seúl. Como indica la escena comprometida con la clase en la magnífica serie narrativa de Netflix más o menos, debemos ir mucho más atrás en el tiempo, a 1992, cuando Seo Taiji y Boys establecieron los marcos de un estilo que haría una industria extremadamente increíble: una banda de niños, con un estilo vanguardista, desenfadado y en el que los movimientos y una mentalidad trascendental con la cultura coreana moderada asociada a toda una época de jóvenes.
Hoy en día, YG Entertainment, Big Hit Entertainment o JYP Entertainment son enormes organizaciones que, en sentido real, funcionan como una industria de la habilidad: prueban sus propios institutos, que forman a especialistas excepcionalmente jóvenes y esperanzados durante bastante tiempo, a través de ciclos particulares, buscando la siguiente ecuación de progreso. Esto se muestra, de forma agradable, en la nueva narración Blackpink: ilumina el cielo.
Lo que más me ha sorprendido de la narración de Netflix es la inequívoca atención que prestan los famosos del grupo de los cuatro a que hagan "bien su trabajo" (lo que se desmarca fuertemente de la visión individualista del virtuoso innovador ordinariamente occidental) y cómo reconocen sin problemas que su segundo puede pasar o incluso ser suplantado. Todos estos factores han hecho que el K-Pop sea uno de los géneros más escuchados e idolatrados a nivel mundial y cada vez va incrementando su influencia exponencialmente.