¿Cómo será Miami?
¿Cómo será Miami? Tío Henry le dijo a mi Papá que hay edificios de cien plantas, cuñas de carrera y grúas Kato. Que si me porto bien y no vomito por el camino, me van a comprar una locomotora por control remoto con tren y todo. Y por qué habría de vomitar si este barquito está de lo más bueno: cámaras de camión, tremenda vela, asientos y una brújula.
Cuando le pregunté a mi tío si era una viejuela montada en una escobuela, casi me da un pescozón el muy abusador porque nunca está para bromas. Ahora me haría falta una, para montarme a la grupa y volar por arriba de ellos y mirarlos allá abajo bailando la carlinga y vomitando hasta que se queden sin locomotora. Además, para ir a buscar a Canela y llevármela que debe estar loca de hambre y extrañando porque no llegué de la escuela. Eso es lo que me jode de mi tío que fue el que no quiso traerla. A ver, ¿quién le preguntó a ella si quería venir? A lo mejor tiene en Miami un perro-tío-millonario.
Bueno, mejor que se quede y se mude para la casa del Mocho y así no se la come un tiburón si se cae del barco este, que ya no le cabe un frijol a mandarriazos: Mi Papá, el Tío de mierda, Mi madre y El Corsario Negro en la proa del barco sacando su sable:
- Oye tío, ¿porqué no quisiste traer a Canela, a ver? ¿Te gustaría que toda tu familia se fuera para Miami y te dejaran solo en el barrio? Saca tu espada, anda pendejo. Zas, zas. Te voy a cortar una oreja como El Rey a los hermanos de Meñique si no buscas ahora mismo la cáscara de nuez y la pones dentro del tanque plástico con mucho hielito, porque tengo una sed desde que salimos que le zumba el mango y eso que hace un rato nada más que estamos dando tumbos en este Nautilos por las profundidades donde vive la Ballena Blanca con sus dos pichones que se llaman Blanco Primero y Segundo. Primero es obediente y no se va a nadar solo por ahí por esos mares, pero Segundo se porta mal en la escuela y por eso no le pusieron la pañoleta de pionero ni lo van a llevar a la excursión. Yo tampoco voy a poder ir y entonces, no sé con quien Carlitos armará la casa de campaña de lona amarilla que tenemos. Seguro que con el Mocho y otro pionero, porque a mi me van a echar cuando se enteren que me fui para la Yuma.
No sé por qué Mi madre tiene ese miedo en la nariz si ya estamos llegando. Es un pestañazo y ahí están las casas de cien plantas y las grúas, los jugos de mango y todos los cucuruchos de maní que me de la gana. Y el tío Henry va a tener una cuña de carrera para que no joda más. A mi Papá le van a pagar en dólares y más nunca va a tener que ir los domingos a trabajar voluntario para que me pueda llevar al parque del pato Donal ese que dice mi tío. Este mar se ha puesto más oscuro que la cueva aquella que fuimos a explorar. Y los perros ladrando afuera con la boca del tamaño de esas olas que nos quieren tragar con barco y todo. ¡Ay Dios mío!
Mi madre me lastima el brazo de tanto apretarme y a mi tío una ola le llevó la gorra de pelotero. Voy a vomitar aunque se joda la locomotora. Total, seguro que mi Papá no me iba a comprar nada porque siempre gasta todo el dinero en ron y después va para la casa borracho y no me compra ni un pirulí. Mi Mamá se está cansando y cuando lleguemos seguro que se va a divorciar para casarse con Superman y le voy a pedir prestada la capa y voy a ir con ella a la escuela.
- Soy el hijastro de Superman y quiero aquí ahora todas las coca-colas del aula. Y pobre del que tenga refresco de naranja en un pomo porque tengo una pistola de rayos que convierte a los niños en lo que me de la gana. A ti americanito bermejo te voy a convertir en sapo con ojos saltones si no paras este viento ahora mismo y se acaban las olas y el mareo. Mira que me estoy cagando de verdad porque Mi madre no sabe nadar, el barco está al volcarse y ella no tiene la culpa. Si mi abuelo estuviera aquí nos salvaría porque ese si sabe de barcos de vela y submarinos, pero ese viejo de mierda es comunista y al que le hable de irse con los americanos le rompe la cara de un pescozón. Cuando estuvo en la guerra de Angola se batió solo con un pelotón de negros africanos que le habían puesto una emboscada y los mató a todos. Total, ahora lo único que tiene, dice mi tío Henry son las medallas, que no sirven ni para comprar pasteles de guayaba en la gasolinera y la cicatriz en el muslo por el balazo.
Tengo mucho frío y estoy como un pollo, pero tengo más miedo porque Mi madre se va a ahogar y ella no fue la que quiso venir, ni yo tampoco. Ya no quiero grúas Kato ni un carajo, ni ver edificios de cien plantas, ni patos Donal. Lo que quiero es salvar a mi Mamá. No quiero que llore más, y que se le quiten esos temblores.
Hay Padre nuestro que estás en los cielos, quién dijo que no creía en ti, ni en esa virgen que salvó a los dos negros del bote cuando la llamaron. Si mi Mamá y yo escapamos de ésta, te voy a encender una vela del tamaño del palo mayor del Titanic y me voy a aprender de memoria los rezos que se sabe abuela y nunca más, te lo juro, me voy a cagar en Dios. Me siento flojo y tengo un ciclón en la cabeza con tremenda ventolera y las cosas volando: la carriola del mocho, la gorra de pelotero de tío Henry y la nave espacial de ET. Pero tengo que despertarme porque se me hace tarde para la escuela y no voy a poder ir al parque de los dinosaurios con Carlitos ni me voy a poder montar en el pato Donal para darle la vuelta al mundo. Por arriba de las nubes, en el submarino de abuelo.
Estoy sintiendo un barco por allá atrás. Seguro que es él con los negros africanos y los delfines que salvan niños. O quién sabe si es el Corsario Negro que anda por estos mares buscando tesoros para robárselos y no le tiene miedo a la boca de lobos ni a los buches de sal que me estoy tragando. El tío Henry y mi Papá dejaron de gritarse insultos. Hace mucho rato que no los oigo porque tengo los oídos taponados, igual que cuando fuimos a la piscina la semana pasada a jugar con El Mocho. Ahora debe estar en su casa con ropa de dormir seca y acostado en su cama para irse mañana para la escuela.
No puedo ni abrir los ojos por el agua y el viento y ya no sé si estoy tosiendo o vomitando, ni sé si el barco está al derecho o al revés. Pero siento muy claro al abuelo que me está llamando y que viene a buscarme en un submarino. Ya Mi madre no me está apretando tanto porque el zarandeo de las olas es menos y la televisión dijo ahora mismo que va a pasar el mal tiempo. Abuelo llegó hace rato en un barco pirata y está buscando a mi Mamá por aquí cerca. Lo más que me jode son los ojos que casi no los puedo abrir y la sed que tengo. Y la quijada que me sigue temblando. Con abuelo también vinieron el Mocho, Carlitos y la maestra, y ella trajo a Canela porque estaba jemiqueando sola en la casa porque yo no llegaba. Ese es el zumbido del barco y esas voces son las de ellos. No puedo verlos porque tengo los ojos como fuego, pero hay una claridad como de Sol que está saliendo. La virgen con su vestido amarillo seguro que vino cuando me quedé dormido y Superman salvó a Mi madre de las olas y abuelo me rescató con los delfines y entonces ellos dos se hicieron amigos, porque Super no es malo, y el viejo comunista tampoco.
La garganta se me está rajando, todo me da vueltas y siento las voces de los niños de mi aula y de los negros africanos pero no entiendo nada. Si pudiera abrir los ojos un poquito para verlos, si pudiera preguntarles por fin para dónde vamos. Fin