El asesino, la víctima y el intruso.
Te vas a enterar que hay que respetar a los hombres, zorra de mierda. Y me importa un pepino lo que piensen esos aliados que te has echado y llevan también mi apellido, pero que a partir de mañana, no seguirán siendo mis hijos. /¿Cómo que no seguirán siendo tus hijos?/
Tú calla, calzonazos de todos los demonios, que por tu culpa he llegado a tener que hacer, lo que haré cuando amanezca. /¿Crees que podrás dejar de querer a tus hijos de la noche a la mañana?/ Ellos dejarán de quererme y aprovecharé para hacerlo también.
La esperaré en el aparcamiento y le diré dos cosas, antes de perforarle el hígado. Por cierto, ahora no me acuerdo si está al lado derecho o izquierdo del abdomen, así que tendré que mirarlo en Internet. Y tener claro que estaré frente a ella, así que será lo opuesto del mío. /¿Sabes que eso se llama premeditación y será una agravante en el juicio?/
¡Cierra el pico! A ver si te enteras que lo he estudiado con lupa y es la única salida. ¡La escuchaste igual que yo, decir lo que dijo, que me iba a dejar en la calle porque la ley la ampara! ¡Que me jodería la vida para siempre porque no tengo guevos para empezar con otra mujer! Que soy un ignorante para hacer feliz a nadie y que me moriría en una residencia de ancianos. / ¿A caso tienes miedo, no tienes confianza en ti mismo, no crees que ella tiene un poco de razón, teniendo en cuenta lo que hiciste?/
¿Y qué podría haber hecho si ella está cansada siempre o le duele algo o simplemente no le apetece nunca? En cambio mi chica es un remolino en la cama y siempre está dispuesta. /¿Cuántos años hace que no acaricias a tu mujer, que no le hablas dulcemente y preparas una cena romántica, igual que cuando os conocísteis?/ Bah, no me motiva hacerlo hace años.
Saldrá con los labios pintados y la satisfacción que tiene en los ojos desde la semana pasada, cuando que me dijo que me fuera, que Ramón solamente tiene diecisiete años y ley dice que la vivienda es para la madre y los hijos menores de edad. También el cabrón de José Armando aunque tenga veintiuno, para darle siempre la razón a ella y apoyarla en todo, como hasta ahora. /¿Hablas así de tus hijos?/ ¡Eran mis hijos!
Lo que no se acuerda es que tengo la llave del aparcamiento subterráneo y la voy a esperar temprano. Ya miré en Internet y sé que el hígado está a la derecha, un poco debajo del esternón, así que tengo que hundir el cuchillo del centro hacia la derecha, para que no haya casualidades. /¿Sabías que eso se llama ensañamiento e irá a engrosar tu expediente de criminal y el tiempo encerrado será mayor?
No me importa nada, porque de la cárcel se sale. De dónde no saldrá jamás esta zorra, es de la tumba fría donde empezará a podrirse mañana, para que aprenda a respetar. ¡Anda que podría quedarme sin hacer nada y mis amigos burlándose! ¿Tanto nadar para luego morir en la orilla? diría Javier. ¿No decías que le cortarías el cuello si amenazaba con dejarte?
Eso haré también cuando sienta que pierde fuerzas, le cortaré las arterias del cuello, para que no haya casualidades, no sea que vengan y la reanimen y siga viva y entonces se salga con la suya y yo al talego de todas formas. /¿Te acuerdas cuando la conociste, recuerdas lo que sentías cuando estaba a punto de aparecer por tu calle con su vestido rojo de domingo?/ Si, me acuerdo, pero entonces era otra, más cariñosa y alegre, me complacía en todo y todo lo que yo decía le parecía inteligente.
/¿A caso no fuiste tú el primero en mostrarte rutinario y desinteresado? Cuando se quedó embarazada de Ramón y parió, le dijiste que era una gorda asquerosa, cierto domingo que estabas un poco borracho y que le pondrías los cuernos en cuanto pudieras, ¿te acuerdas?/ Si, me acuerdo. ¿Y a caso no era verdad?
He dormido poco, pero estoy resuelto. /¿De verdad no te duele hacer esto a la madre de tus hijos?/ No, que se joda. /¿Vas a hacer sufrir a tus hijos también y mucho?/ ¡Calla te digo! Soy un hombre y haré lo que debo para que las zorras aprendan de una vez, quienes llevamos los pantalones. /¿Y quienes llevan pantalones, los asesinos, los que maltratan?/ ¡Que te calles de una vez conciencia jodida! Ya tendrás tiempo en la carcel de hablar conmigo.