Sexo en la playa

José Miguel Fernández Nápoles
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Sexo en la playa – Jose Miguel Vale – WebMediums
Dónde están los mayores estímulos humanos.

Se estaban relamiendo la imaginación cuando ella propuso hacer el viaje y acampar escuchando el rítmico chapoteo de las olas en la arena. Y ahí mismo él comenzó a rodar la película de rozar sus encantos con la yema de los dedos, igual que un ejercito arqueólogos en el valle de los reyes.

Los minutos hasta la hora de partir comenzaron a estirarse como goma de mascar, las horas se quedaban atascadas en el barro del deseo y aumentaba exponencialmente el erotismo para la primera vez, que dos novios de mediados del siglo pasado iban a intimar, iban a celebrar la huida del sol a otras latitudes, sabiendo que tendrían el de sus cuerpos.

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Cuerpos mojados en las mismas aguas

Y por fin empezaron a escabullirse el sol detrás de la montaña, y los bañistas con su cansancio agradable a cuestas, en busca de otros amaneceres y otras historias que dejar grabadas en las casas humildes del pueblo. Y las sombras comenzaron a salir de su escondite debajo de las piedras, o de su guarida entre los árboles cercanos.

Entonces los amantes se zambulleron en roces y caricias hasta que la luna se aburrió de verlos y se metió detrás de unas nubes, mientras las olas iban y venían de la playa a las profundidades, curiosas y cotillas, sin parar de rumorear en su lenguaje, las buenas nuevas.

Cuando el sol volvió por su sempiterno camino, después de haber visitado el otro lado del mundo, los amantes dormían entrelazados como los bejucos del boniato en los surcos, con un deseo tachado del calendario, como hacen los presos con los días que faltan para quedar libres.

Ella, entre asustada e inconforme por dejar que venciera el atrevimiento sobre la prudencia. Él, cazador que vuelve con su presa a cuestas para mostrar al mundo su destreza, con medio metro más de autoestima y una sonrisa en los ojos como una granada sin espoleta.

De repente pasaron por un patio de gallinas donde un macho se subía a lomos de una, para copular con ella y su idilio fue tan breve que enseguida se separaron y se sacudieron como quien espanta fantasmas que han pasado cerca. Los chicos se miraron por un momento y él se sintió aludido de alguna forma, mientras ella se dejó invadir por un raro sentimiento de abandono.

¿Más allá de los placeres que compartimos con otros animales, habrá algo diferente que nos esté reservado a los Humanos? - Pensó preguntarle a él, pero se dio cuenta que aún no tenían confianza suficiente.

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José Miguel Fernández Nápoles

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Cubano, emigrante en España, disfrutando de esta parte de mi vida. Compartir es mi camino.

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Jose Miguel Vale

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Percibo que soy más que cuerpo físico, mental y emocional. No se quien soy, pero SOY MAS, MUCHO MÁS!!

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