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Avances tecnológicos en optogenética logran lo que se creía imposible
La ciencia y tecnología van juntos de la mano hacia un gran futuro de la humanidad, siendo aplicadas en diferentes áreas de interés. La optogenética es el resultado de combinar ambos mundos, empezando a lograr lo que inicialmente se creía imposible. ¿Es posible regresar la visión a quienes nacen sin ella?
Definiendo a la optogenética: ¿Sabes exactamente de qué se trata?
Hablar de dicho término puede ser confuso o primerizo para inexpertos, pero es una contra que puede solventarse con rapidez. Se trata de una tecnología vanguardista cuyo objetivo es alcanzar la solución para quienes cuentan con déficits visuales de base.
Los avances resultantes hasta la fecha han permitido iniciar tratamientos en humanos que parcialmente lograron el éxito. A partir de ello, se puede considerar a la optogenética como una ciencia que se cimienta en tres aspectos fundamentales:
Utilización de métodos ópticos con tecnología láser o LED.
Combinación con métodos y terapias genéticas para la usanza de proteínas fotosensibles exógenas.
Capacidad de generar una respuesta orgánica que codifique dichas proteínas.
Aunque suena como un tipo de medida terapéutica futurista, en realidad está introducida desde 2005. Los aportes del Dr. Karl Deisseroth de la Universidad de Stanford, fungieron como los primeros pasos para el desarrollo de la optogenética.
¿Cuál es el objetivo que persigue desde un principio?
La ceguera es el producto final de enfermedades y factores hereditarios que desmejoran la calidad de vida de las personas. Afortunadamente, los avances tecnológicos en optogenética están comenzando a lograr lo imposible.
El objetivo de esta rama científica y tecnológica es el de extraer un tipo de proteína exógena que se considera fotosensible. En otras palabras, es capaz de reaccionar a estímulos luminosos y captar la luz en particular.
Pero, ¿de dónde se obtienen esos componentes orgánicos? Pues, básicamente, de un tipo de alga con propiedades sensibles a la luz.
Técnicamente, las proteínas extraídas de dicha planta son las “rodopsinas”, también encontradas en el ojo humano. Su función es la de absorber la luz proveniente del exterior y transformar esta en estímulos eléctricos nerviosos interpretables.
Un hecho fantástico: hombre recupera parcialmente la vista tras 40 años
Las terapias optogenéticas se han desarrollado hasta el punto de iniciar tratamientos en humanos de modo seguro. En esta oportunidad, un francés de 58 años con diagnóstico de retinosis pigmentaria se ha visto favorecido.
Como consecuencia de la condición hereditaria que padece, ha perdido paulatinamente la visión hasta la fecha. Pero, por medio de la inoculación de las proteínas fotosensibles previamente mencionadas, ahora vive un auténtico sueño.
La retinosis pigmentaria es una patología que deteriora el funcionamiento primordial del ojo humano.
Los fotorreceptores son un grupo de células especializadas (conos y bastones) pertenecientes al globo ocular, que son afectados por la enfermedad. Debido a ello, el resultado final es la ceguera con diversos grados de gravedad.
Tratamiento eficaz
Al combinar la inyección que inocula las proteínas fotosensibles provenientes de las algas mencionadas con gafas tecnológicas especializadas, se complementa el tratamiento.
Ellas se han diseñado con la finalidad de captar la luz espectro ámbar para así ofrecer un mayor rango de acción para el individuo.
La respuesta del ser humano a la ejecución del tratamiento experimental fue todo un éxito, permitiéndole reaccionar parcialmente a estímulos externos.
En retrospectiva, otorgó la posibilidad de responder activamente ante la luz del ambiente sin problemas.
Por su parte, es un gran paso para la humanidad en la búsqueda de solventar estos inconvenientes de salud. Siendo la primera vez que se aplica con eficacia en una persona viva, no se esperaban resultados tan completos al primer intento.
Controversia asociada a su activación
Para que la inoculación de las proteínas alcance su potencial, necesitan ser activadas y codificadas. De acuerdo a varios estudios y conclusiones certificadas, se perpetúa a raíz de la adjunción de un adenovirus como vector.
La respuesta desencadena variedad de procesos inmunológicos y fisiológicos hasta que las rodopsinas entran en acción. En esencia, la revista Nature Medicina aclara que cuando el aparato funcional del globo ocular falla, precisa ser reemplazado. Por ende, combinando la optogenética con la tecnología actual, todo fluyó favorablemente.
No obstante, la controversia surge a raíz de la opinión pública más la implementación de las tan conocidas “teorías conspirativas”.
En un principio, se hablaba de una ciencia tecnológica aplicada al “neuro-campo” con fines de “lavado” o “control mental”.
En otro orden de ideas, la aparición de la pandemia por COVID-19 y la similitud del tratamiento con una especie de vacuna, alimentaron las dudas.
Por tal motivo, desde un principio se consideró como una “trampa” para quienes no son precisamente fieles para los procesos de inmunización.
La realidad absoluta de los hechos
Lo cierto es que, gracias a la tecnología y los constantes avances científicos, el primer paciente francés mencionado significó un gran resultado. Aunado al regreso de la normalidad relativa tras la pandemia por el plan de vacunación, pronto seleccionarán a más prospectos.
Según la opinión experta del Director de una división de investigaciones en la Universidad de Sorbona, José-Alain Sahel, el proyecto está encaminado en buenos términos.
Sahel manifestó que dentro de la planificación se encuentra la selección de 15 nuevos individuos con problemas asociados a la ceguera.
Todos y cada uno de ellos serán tomados específicamente de países como Francia, Reino Unido y Estados Unidos como tal. Inicialmente era la meta planteada, pero diferentes desajustes técnicos y sanitarios por la aparición de la COVID-19, evitaron el progreso.
Al igual que en el caso del paciente francés de 58 años, los participantes tendrán que atravesar un período de entre 5 a 7 meses de pruebas especiales.
También deberán adaptarse al uso de las gafas especialmente diseñadas para el proyecto. Con ellas más la terapia genética, se espera que sean capaces de tocar, contar o localizar objetivos postrados en una mesa.