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El tapón de Darién o la selva de la muerte
El camino de la muerte que muchos aún siguen atentos a transitar, considerada la selva más peligrosa de América latina.
Durante muchos años, los migrantes han tomado esta opción como alternativa para el cruce fronterizo entre Colombia y Panamá. Sin embargo, este gran bloque verde cobra vidas inocentes durante la trayectoria de curso.
Ciertamente, solo conocemos algunas de las vidas que allí se pierden, estadísticamente no hay un número exacto de muertes por transitar esta selva. El camino es bastante difícil y lo que allí se encuentra es mucho más fuerte de soportar.
Hasta el 2021, más de 95.000 migrantes habían cruzado el tapón de Darién
Usualmente, se trata de haitianos, venezolanos, africanos, cubanos y algunos colombianos, los que suelen tomar el riesgo de realizar este cruce con el objetivo de llegar realmente al sueño americano.
Sin embargo, no nada más se encuentran con un gran bloque selvático, hablamos de una zona completamente olvidada por autoridad gubernamental y en donde reina el narcotráfico a través de la guerrilla y paramilitares.
El robo, la violación y secuestro también forman parte de la travesía que viven algunos de los migrantes.
El horror que se observa en el camino crea traumas en los migrantes
Quienes han alcanzado hacer el cruce de la selva, retratan los acontecimientos que observan cuando cruzan; muchos aseguran observar osamentas de niños y adultos durante el recorrido.
Para estos es difícil superar cada paso transitado observando este tipo de escenarios en donde lo único que piensan es no quedar atrapados de la misma manera.
Los pensamientos que abruman a los migrantes son no quedar atrapados en la selva, aunque se debaten continuamente entre el calor y la humedad de la selva. Horas de camino que en su momento pareciera no tener fin.
¿Qué deben atravesar?
Hablamos del gran bloque selvático, caminos extremos y peligrosos, pantanos y lagos que a su vez son controlados por grandes mafias criminales que allí operan.
Hablamos de una selva que comprende unas 575.000 hectáreas entre Colombia y Panamá.
“En Darién no existen calles, ni caminos realmente transitables, no hay lugar, ni rincón para suministros de agua o comida, simplemente es un espacio olvidado”: dicen lo migrantes que han alcanzado a cruzar.
Los migrantes también deben pagar
Hablamos de distintos pagos, no solo lo que respecta al coyote que los guía en camino, sino otros pequeños cruces en donde es necesario tomar un bote para llegar al otro extremo.
Antes de llegar a lo que corresponde la selva, los migrantes toman un bote de 50 dólares que los transporta durante una hora y media hasta Capurganá, pie del tapón, y donde inicia oficialmente la travesía.
Esto sin mencionar la osada travesía que otros prefieren cruzar en auto, se ha destacado que algunos autos quedan atrapados en el pantano de Darién, y se estima que el costo por cruce ondea los 600 a 700 dólares.
Una luz al final del camino
Al llegar finalmente a último trazo del recorrido comienzan a denotar las organizaciones humanitarias, fundaciones, la Unicef, cruz roja, entre otras, que esperan a los migrantes para atenderlos en todos los aspectos.
Algunas organizaciones, incluso, han creado refugios temporales para dichos migrantes, con la función de restablecerlos anímicamente y que puedan continuar su camino.
Panamá, por su parte, asegura implementar medidas de protección y resguardo a todos los migrantes que cruzan el bloque selvático. Proveen alimentos, agua e incluyen un sistema de llamadas para que estos se contacten con sus familiares y les indiquen que llegaron con vida.