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El volcán de la palma tapa por completo con sus cenizas, el telescopio más grande del mundo

Mariana Romero
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El volcán de la palma tapa por completo con sus cenizas, el telescopio más grande del mundo
Telescopio

El monstruoso GTC, probablemente el mejor instrumento de la humanidad para investigar el universo, lleva 22 días cerrado por culpa de unos restos volcánicos.

El mayor telescopio del mundo podría ver la luz de un faro delantero de un vehículo en Australia desde la isla canaria de La Palma, pero lleva 22 días cerrado por una "crisis volcánica".

Es más que difícil percibir la impecabilidad de sus espejos, pero los responsables del Gran Telescopio Canarias (GTC) ofrecen un examen digno de mención: son totalmente lisos, hasta el punto de que, si una de estas superficies limpias tuviera el tamaño de la Península Ibérica, su inconsistencia más notable sería de un par de centímetros.

El astrofísico italiano Romano Corradi, supervisor del monstruo telescopico, advierte que "los peligros son evidentes". Los exámenes microscópicos muestran que los restos que aparecen en el nuevo manantial de lava que brota en La Palma son "como aristas" que podrían dañar los semblantes inteligentes.

El telescopio es muy delicado de 41 metros de altura, situada a unos 2.300 metros de altitud, en el tranquilo Observatorio del Roque de los Muchachos. Corradi necesita encontrar desde aquí un planeta realmente parecido a la Tierra: un gemelo, con agua y clima, en el que buscar indicios de vida extraterrestre.

Sería una revelación que podría cambiar el telón de fondo histórico de la humanidad, sin embargo, por el momento debe hacer una pausa. "Para ser sincero, creo que es difícil abrir con la circunstancia actual de la fuente de magma líquido", reconoce el astrofísico.

Uno de los administradores del telescopio, Álvaro Tejero, pasa un dedo por una ventana y lo muestra: está oscuro. A unos 15 kilómetros de la emisión, el aire parece impoluto, sin embargo, el equipo de limpieza está sacando "cucharadas rebosantes de escombros" de ciertos rincones, aclara Tejero.

El suelo del aparcamiento parece poco iluminado, pero bajo los vehículos está en realidad despejado. Hay un imperceptible y consistente aguacero de partículas volcánicas.

"No puedes arriesgarte a que, en cualquier momento de la tarde, la brisa cambie y te tire todos los restos", lamenta el administrador, un cordobés delgado que se concentró en la preparación profesional y ha acabado en Canarias ocupándose del mayor telescopio del mundo.

Para ser sincero, creo que nos cuesta abrir con la circunstancia actual del manantial de lava descomunal".

Tejero subraya que la eyección no es solo un asunto especializado para el Gran Telescopio Canarias, sino que además es un fiasco humano para su personal. "Una gran parte de los 55 asociados que trabajan aquí están, por regla general, directamente afectados por esta desgracia.

Algunos incluso han perdido sus casas. Otros han sido desalojados, no sabemos por cuánto tiempo. Deben ganar lo suficiente para pagar el alquiler en casas de familiares o incluso dentro de las organizaciones: poner el cojín de dormir allí y vivir de alguna manera", aclara Tejero.

Un observatorio cósmico parece siempre una situación de ciencia ficción, pero mucho más bajo los escombros de una fuente de magma líquido. Uno más de los administradores del telescopio, Daniel Pérez Valladares, aclara su sentir en la cocina de los especialistas, antes de comenzar el turno de noche.

"Los palmeros somos conscientes de que alguna vez nos encontraremos con una emisión. Mis abuelos sobrevivieron a la de cada 1949, mis padres a la de 1971, yo he sobrevivido a esta y mi hijo sobrevivirá a otra", reflexiona.

El magma ha aplastado hasta ahora más de 1.500 estructuras. Pérez Valladares sube a trabajar dándose cuenta de que hay un pozo de lava borrando por donde ha pasado su tiempo en la tierra. "Llevo bastante tiempo surfeando en Los Guirres junto al mar y ya no existe. Los compañeros tenemos una visita y parece un velatorio", lamenta el administrador.

El Gran Telescopio Canarias se inició en 2009, tras una especulación de 130 millones de euros. Es el mayor del planeta en los rangos de luz óptica e infrarroja.

Cinco años antes, se obtuvo aquí una imagen varias veces más lejana que alguna otra adquirida desde la Tierra: un débil resplandor de estrellas alrededor de un sistema cósmico exactamente a 500 millones de años luz.

El telescopio, adelantado por el Instituto de Astrofísica de Canarias, ha realizado numerosos descubrimientos notables, como el reconocimiento de estrellas crudas, fundamentales para entender los principales minutos posteriores al inicio del universo.

El diseñador mecánico Javier Castro muestra el interior del telescopio. Fue uno de sus planificadores un cuarto de siglo antes. "Todavía es una gran máquina de 350 toneladas en movimiento", aclara. El goliath flota sobre una endeble capa de aceite impulsada por el agua. Es incomprensible, pero un joven podría mover las 350 toneladas con una sola mano. "Es una máquina excepcionalmente complicada.

Podríamos hablar de un gran número de piezas", dice Castro, actual jefe de mejora del telescopio. Probablemente su mayor preocupación sea el atractivo hierro de los residuos volcánicos. "Hay una gran cantidad de motores que tienen imanes y podría calarse", advierte.

Hay muchos motores que tienen imanes y los residuos volcánicos podrían atascarlos.

El grupo de Corradi optó por cerrar las aberturas de la bóveda el 24 de septiembre. El magnífico Telescopio Canarias presume en sus catálogos de trabajar "las 24 horas del día, los siete días de la semana, los 365 días del año", pero eso fue antes de que las entrañas de la tierra se abrieran a quince días vista. "No nos andamos con chiquitas.

Estamos avanzando más allá del trabajo que tenemos que hacer en cualquier caso", subraya Corradi. La mano de obra está aprovechando la conclusión restringida para restaurar algunos instrumentos. "Con estos encargos tenemos alrededor de un mes. Si la emisión se prolonga bastante más, deberíamos buscar la forma de abrir con seguridad", dice el jefe.

Otros telescopios del Observatorio del Roque de los Muchachos, como el Óptico Nórdico o el Mercator, ya se han puesto en camino para volver, pero son mucho más sencillos, lo que favorece las tareas de limpieza.

Caso del Gran Telescopio Canarias

El caso del Gran Telescopio Canarias es totalmente diferente. Un robot ha reconocido la acumulación de residuos en algunos focos de su cubierta.

"La limpieza de este arco es un trabajo extremadamente fastidioso, al mismo tiempo, en caso de que estemos un mes más en la circunstancia actual, intentaremos observar un marco para hacer una limpieza exhaustiva cada vez que haya una escena de escombros", dice Corradi.

El mayor telescopio del mundo no tolera estar parado durante mucho tiempo.

El administrador Álvaro Tejero enfoca al cielo. El segmento de escombros del manantial de lava que brota asciende no muy lejos y termina en una serie de círculos concéntricos de niebla imposibles de perder.

"Es interesante la ola que está enmarcando", dice el profesional, con una combinación de asombro y abdicación. "Ni siquiera los vulcanólogos saben cuándo parará esto. Deberíamos estar dando vueltas durante tres días como 90 días".

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