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Niños en Sudáfrica venden la clave del Wifi de sus escuelas para poder comer

El servicio de internet móvil es costoso en Sudáfrica, lo que lleva a los menores a alquilar las redes Wifi de sus escuelas para conseguir algo de dinero para comida

Cesar Romero
2 min de lectura
Niños en Sudáfrica venden la clave del Wifi de sus escuelas para poder comer
Zona sin Wifi en un poblado de Duduza

Menores de Sudáfrica rentan la red Wifi de sus colegios a los habitantes que estén a 6 kilómetros, claro ejemplo de lo costoso que es adquirir el servicio de internet en el país.

Los niños en situación de pobreza no tienen acceso al servicio de internet en sus hogares, pero si tienen en sus colegios, desde ahí, los niños alquilan a los habitantes cercanos quienes tampoco cuentan con servicio de internet en su casa o en sus teléfonos.

Un informe realizado por Rest Of World indica que los niños venden la contraseña del Wifi entre 70 centavos y un dólar, dinero que utilizan para comprar comida.

Buenas motivaciones

Los centros educativos en Sudáfrica cuentan con acceso a internet de manera gratuita para estudiantes y profesores, al contrario de los habitantes de las localidades que no tienen capacidad de costear los altos costos del servicio.

Sudáfrica se posiciona como uno de los mejores países del continente en materia de telecomunicaciones, pero también es considerado como la nación con más desigualdades del planeta.

Las familias con más carencias tienen ingresos promedio de 37 dólares mensuales, mientras que el servicio de internet 4G para teléfonos móviles tiene un valor aproximado de 32 dólares al mes.

Las investigaciones muestran el caso de un menor de 13 años que reside en la ciudad de Duduza, a 56 kilómetros de la capital Johannesburgo.

Este estudio indica que el niño, es un día promedio, puede conseguir hasta 4 dólares.

En Duduza se encuentra el colegio Tandi Eleanor Sibeko (TES) y la secundaria Asser Maloka, ambas con acceso gratuito al servicio de internet, y en las dos escuelas los estudiantes venden las contraseñas.

Algunos habitantes de los poblados cercanos, donde no hay escuelas ni conectividad pública, caminan más de 6 kilómetros para conectarse a la red Wifi de uno de estos dos centros educativos.

Esto ha traído dos consecuencias claras, ha sido aprovechado para violar la seguridad cibernética de los colegios y la navegación se ha vuelto muy inestable y a veces hasta imposible para navegar.

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