Causas de la hipertensión arterial
Muchas personas tienden a confundir los términos sobrepeso y obesidad. Sobrepeso se refiere pesar más de lo estipulado según el cuerpo, en cambio obesidad significa poseer exceso de grasa corporal.
Existen diversos factores que pueden provocar el sobrepeso, como la alimentación, falta de actividad corporal, factores genéticos o el entorno de la persona.
El exceso de grasa tiende a aumentar en gran manera la presión arterial. Se ha logrado determinar que cuando existe presencia del aumento de peso exagerado y la obesidad, se desencadenan trastornos y enfermedades, además, las probabilidades de riesgo cardiovascular son mayores.
La hipertensión se identifica cuando una persona cuenta con cifras de presión arterial mayores a 140/90 mmHg.
También, es de suma importancia tener en consideración que además de la hipertensión arterial, el sobrepeso también predispone a otras enfermedades como la diabetes y la hipercolesterolemia.
Estas dos últimas enfermedades producen aterosclerosis, por lo que dañan los vasos y aumenta aún más el riesgo cardiovascular.
Hay muchos tratamientos de índole farmacológicos y quirúrgicos que se destinan al control de estas condiciones. Sin embargo, lo más efectivo son las medidas consideradas como “conservadoras”. Este término se refiere a aquellos cambios en el estilo de vida que se destinan a la corrección del trastorno que se padece.
El control del peso se considera la base fundamental en el tratamiento no farmacológico de la hipertensión. Todas las personas que poseen hipertensión y sobrepeso deben recomendablemente iniciar un programa de reducción de peso, el cual debe tener una baja ingesta calórica y un aumento de la actividad física.
También se debe moderar la actividad física y esta debe ser adecuada a la edad y a las posibilidades del individuo. Es recomendable hacer actividades aeróbicas, es decir, aquellas que sean moderadas, pero que sean posibles mantenerlas durante un tiempo considerable. Como por ejemplo: nadar, correr, caminar, ir en bicicleta, entre otros.
Los ejercicios aeróbicos ayudan a poner en marcha el mecanismo cardiovascular del organismo.
Por esta razón, la frecuencia cardíaca durante los mismos puede verse incrementada, con la finalidad de poder aumentarla cada vez un poco más y conseguir que el organismo sea cada vez más sano.
La otra manera de tratar esta enfermedad es a través de distintos fármacos, que pueden establecer mejorías notorias en la persona que lo padece. Cabe destacar, que según estadísticas, los hombres son más vulnerables a esta enfermedad que las mujeres.
Se exceptúa al momento es que estas alcanzan la menopausia, ya durante esta etapa la tendencia de padecerlo entre estos dos sexos es igualada. Todo esto gracias a la naturaleza.
Es importante tener en cuenta que de padres a hijos se puede transmitir una tendencia a desarrollar cifras elevadas de tensión arterial.
No se conoce su mecanismo exacto, pero la experiencia acumulada demuestra que cuando un individuo tiene un progenitor (o ambos) poseen hipertensión, las posibilidades de contraer la enfermedad es del doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.