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Adolescentes agresivos: Todo lo que necesitas saber para abordarlo
La adolescencia trae consigo muchos cambios tanto físicos como conductuales.
Es una etapa en la que se busca la independencia y las relaciones entre sus pares, las actividades que solían hacer de niños pasan a otro plano, se enfrentan el cambio de vida de la niñez a la adultez.
Por su parte la agresividad es cualquier conducta dirigida que se haga con la intención de lastimar. Esta conducta tiene el objetivo de mantenernos a salvo de estímulos peligrosos o defendernos, por lo que es una conducta que entra dentro de lo “normal”.
Sin embargo los adolescentes agresivos hacen uso de estas conductas normales en contextos inadecuados o en una duración y frecuencia elevada.
Se convierten en una combinación que preocupa a muchos padres, pero como hemos dicho anteriormente esta conducta es normal, por lo que es importante notar que podrían estar siendo agresivos como un mecanismo para defenderse de algún contexto o situación en la que se sientan amenazados.
Especialmente la adolescencia es potenciador de estas conductas agresivas debido a que podrían sentirse amenazados, justamente por todos los cambios que esta implica y no saber cómo regularla.
¿De dónde viene la agresividad en los adolescentes?
La agresividad puede presentarse de dos formas, en la primera podemos ver una conducta agresividad en forma de reacción, la cual pretende herir, pero no ha sido planificada. Esta por lo general surge como el resultado de alguna provocación.
Y por otro lado encontramos la agresión planificada con anterioridad, que pretende herir con el fin de obtener algo de otra persona o a través de ella. La agresividad puede también ser hacia sí mismo y no necesariamente hacia otros.
Por su parte la adolescencia supone procesos como nuevas relaciones amorosas, nuevos amigos, cambios en las dinámicas con los iguales, búsqueda de la identidad e independencia.
Debido a esto regular las emociones como la frustración o la rabia resulta un proceso complicado, ya que los adolescentes están amenazados por la falta de independencia.
En especial en aquellas ocasiones en la que los padres pudieron ser autoritarios, sobre protectores o sin límites claros, ya que en estos casos las expectativas de los padres y las realidades de los adolescentes no coinciden.
Esta frustración que no entiende cómo canalizar, termina convertida en agresividad y potencial búsqueda de entornos riesgosos.
La influencia social puede ser la raíz
El doctor en psicología Robert Epstein, de la Universidad de Harvard explica que las conductas irresponsables y la inestabilidad emocional se veden a la influencia social.
Afirma que los adolescentes se perciben a sí mismo rechazado, razón por la cual usan diversas conductas agresivas como parte de su mecanismo de defensa.
El no considerar sus individualidades, puede traer consecuencias negativas, es importante entender la complejidad de esta etapa y permitirles explorarla poniendo límites claros y ayudándolos a gestionar las emociones fuertes, entendiendo las razones y circunstancias, por las cuales se sienten amenazados.
¿Cómo abordar estos episodios agresivos?
Cuando se habla de regulación emocional, se hace referencia a la capacidad y habilidad que posee cada ser humano para gestionar de manera efectiva sus emociones.
Esto quiere decir que somos capaces de moderar la intensidad, duración o frecuencia de las emociones, cosa que en ocasiones no es trabajo fácil.
Sin embargo es un trabajo posible, al gestionar las emociones propias, y al ayudar a nuestros adolescentes en esta tarea, debemos tomar en cuenta que la expresión de dicha emoción debe ser efectiva.
La agresión contra algo o alguien puede ser, como hemos dicho, una reacción ante las circunstancias, es decir que la emoción fue expresada de ese modo, pero lo importante es que esta expresión pueda ser útil.
Datos claves para afrontar esta situación
Los padres son el ejemplo a seguir, sé necesario que se regule emocionalmente para poder ayudar al adolescente.
Buena comunicación, una comunicación asertiva posibilita entender al otro y así poder hacerlos sentir escuchados y apoyados.
Validar sus emociones, es decir entender por qué una persona se comporta como lo hace, y reconocer cómo se siente. Esto no implica necesariamente dar la razón, pero si lo hará sentir escuchado y valorado.
Prevenir, al hablar con los adolescentes y brindarles nuestro apoyo esto puede facilitar dar un consejo y no tener que llegar a las discusiones.
Hacerles saber lo que hacen bien, esto ayudara a reforzar su autonomía, confianza y vínculo.
¿Cuándo acudir a un especialista?
Cuando las agresiones son muy frecuentes, en contextos inadecuados o de mucha intensidad es recomendable buscar acompañamiento psicológico. Así como también si estas conductas traen consigo consecuencias negativas para el adolescente o su entorno.
Además si las conductas agresivas están orientadas hacia el propio adolescente o físicamente arremete contra algún otro familiar es necesario consultar a un especialista.