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Mi hijo convulsiona por fiebre ¿qué debo hacer?
Para toda madre una convulsión representa un evento devastador, así haya durado unos escasos segundos. Aunque no lo parezca, las crisis convulsivas en niños son episodios muy frecuentes, especialmente, durante la etapa escolar.
Ahora bien, si el niño convulsiona debes saber unos cuantos aspectos que te ayudarán a mantener la calma durante las crisis. Entonces, si mi hijo convulsiona por fiebre ¿qué debo hacer?
¿Una convulsión es lo mismo que una epilepsia?
Antes de que conozcas qué es y cuáles son las causas de una convulsión febril es fundamental que aprendas la diferencia entre una convulsión y una epilepsia.
La razón de esto es porque muchas madres catalogan a sus hijos como epilépticos, cuando lo único que presentaron fue una convulsión.
Conceptualmente, una convulsión es una contracción de los músculos de forma involuntaria, mientras que la epilepsia es una crisis cerebral por la descarga excesiva de impulsos eléctricos en las neuronas.
Básicamente, una convulsión compromete la motricidad, pero la epilepsia no solo la motricidad, sino que hay más síntomas.
¿Qué son las crisis febriles convulsivas?
Una crisis convulsiva es un episodio de convulsión que está vinculado con la fiebre, en ausencia de otras entidades clínicas que explique el origen de la convulsión como, por ejemplo, infecciones del sistema nervioso central, trastornos metabólicos o hidroelectrolíticos.
Adicionalmente, estos eventos suelen ocurrir entre los 5 meses y los 5 años de edad. Esto quiere decir, que si tu hijo tiene 3 meses, lo más seguro es que la convulsión sea por una causa subyacente y, no por fiebre.
Igualmente, si el niño tiene más de 5 años y convulsiona, probablemente, no fue por la fiebre.
Cabe mencionar, que existe un pico entre los 18 y 24 meses, en el cual estos eventos son más frecuentes.
Es así, como el 2 % y 5 % de la población pediátrica de una zona geográfica podrían presentar una convulsión asociada a fiebre.
¿Cuáles son las causas de una crisis febril convulsiva?
Por supuesto, que la fiebre es la responsable de la convulsión, pero ¿qué ocasionó la fiebre?
La principal causa que genera fiebre y con esto una convulsión, son las infecciones virales respiratorias, gastrointestinales o enfermedades exantemáticas.
Esto significa que si tu hijo tiene neumonía, bronquitis, diarrea o varicela, tiene una pequeña probabilidad que convulsione por la fiebre que cursa con estas enfermedades.
Otra de las causas infecciosas se debe por la invasión de la toxina de la bacteria Shigella, la toxina Shiga.
Aunado a esto, las vacunas son responsables de un pequeño porcentaje, no porque la vacuna en sí genere ese efecto, sino que la vacuna puede ocasionar fiebre y, la fiebre una convulsión.
¿La convulsión por fiebre puede heredarse de una generación a otra?
Es importante que conozcas tu historia familiar, ya que si alguno de los progenitores convulsionó durante su infancia a causa de la fiebre, existe una probabilidad del 10 % al 20 % de que tu hijo presente un evento convulsivo por fiebre.
Las convulsiones febriles se han asociado con una genética dominante, por lo cual no te extrañes si el médico te pregunta acerca de los antecedentes en la familia.
¿Cómo se clasifican las convulsiones febriles?
En términos médicos, las crisis febriles convulsivas se clasifican en simples y complejas, lo cual depende de las características de la convulsión, el tiempo de duración y el número de episodios.
Por suerte, las crisis simples representan el 80 % de los casos y las complejas el 20 % restante.
De esto se desprende, que una convulsión es simple si cumple con estos criterios.
Un episodio convulsivo en 24 horas, con una duración menor a 15 minutos.
Después de la convulsión, el niño recupera todo su estado neuromuscular, es decir, puede hablar correctamente, mueve simétricamente las extremidades.
No hay deterioro neurológico.
Otra historia son las convulsiones complejas, las cuales se caracterizan por los siguientes aspectos.
Más de un episodio convulsivo en 24 horas. Aparte, la duración es mayor a 15 minutos.
Posterior a la convulsión, se puede evidenciar focalización neurológica. Esto quiere decir, que el niño tiene dificultad para hablar, no puede caminar correctamente, entre otros.
Hay un marcado deterioro neurológico.
¿Factor de recurrencia?
Un factor de recurrencia son todos aquellos aspectos que están presentes en la historia clínica del niño, que lo condicionan a reiterados eventos convulsivos.
En primera instancia, es que sea la primera convulsión febril antes del primer año de edad.
Seguidamente, que tenga antecedentes familiares, es decir, que algún pariente haya convulsionado de niño, sobre todo, que haya sido mamá o papá.
Por último, que el niño convulsione con una temperatura no tan elevada. Entonces, es más alarmante que el niño convulsione con 38 °C de temperatura, que con 40° C. El motivo de esto es que puede convulsionar más veces.
¿Qué debo hacer si mi hijo convulsiona por primera vez?
Lo que debes hacer es llevar hasta un centro de salud a tu pequeño. No es recomendable que te quedes en casa o que intentes automedicar al niño.
También, es fundamental que puedas contar el tiempo de la convulsión y el número de eventos.
Por su parte, lo que si puedes hacer es intentar disminuir la temperatura a través de medios físicos como, por ejemplo, humedecer un paño y frotar al niño.
¿Cuál es el tratamiento de una crisis febril convulsiva?
Por lo general, las crisis convulsivas ameritan hospitalización. Además, como la fiebre fue la causante del episodio, se debe administrar antipiréticos como el acetaminofén.
De igual manera, si el niño llega convulsionando al hospital, se debe indicar anticonvulsivantes, en la mayoría de los casos utilizan diazepam.
Si la crisis persiste administran difenilhidantoína y, como última opción el fenobarbital.
En conclusión, todos estos medicamentos necesitan la autorización médica, por lo cual es importante que lleves al niño a la institución de salud para una evaluación médica detallada.
Cuando el niño ya esta mejor y cumple con los criterios para el egreso, tal vez te indiquen que debes llevar al niño a un neurólogo pediatra, con la finalidad de que haga un examen médico más exhaustivo.