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Parentificación: ¿Qué es y por qué daña tanto a la familia?
Elogiamos cuando vemos a un niño asumiendo conductas de madre o padre para apoyar en casa o cuidar de sus hermanos. Pero la verdad es que tras esa noble actitud donde un infante posee más madurez de lo normal, existe un problema llamado parentificación.
Tanto el matrimonio como la familia tienen roles, y si bien es cierto que en algunos contextos se alteran por factores externos, igual no cambia que tenga repercusiones. Cada etapa de la vida es necesaria y saltarlas o reprimirlas tiene graves consecuencias.
Seguramente conoces a alguien que atraviesa por este problema, tal vez tú lo viviste, o lo vives y lo desconocías. Para ello, aquí te contamos todo lo que necesitas saber sobre la parentificación, y cómo esta resulta dañina para el desarrollo de una vida plena.
¿Qué es exactamente la parentificación?
Se puede considerar como una descomposición de los roles familiares establecidos, donde un hijo asume la posición del padre. Este puede intervenir solo en el aspecto psicológico, siendo quien oriente, corrija y cuide en la posición de padre o madre.
También puede extenderse a una posición física, donde asuma la responsabilidad económica, de cuidado y manutención de la familia, como respuesta a la ausencia o incapacidad de alguno de los padres.
Es un problema muy común en familias donde hay fuertes conflictos, se atraviesa por problemas de divorcio o existe una ausencia de alguna de las dos figuras paternas.
Al asumir una posición como esta, en el niño se genera una deformación conductual.
¿Qué lo genera?
Hablando en términos de factores, las causas de la parentificación pueden ser muy variadas, pero en términos generales podemos decir que el desconocimiento y la necesidad son las dos centrales.
Únicamente abordaremos estos dos puntos, y así identificaremos fácil donde encaja cada factor.
Desconocimiento
Muchos padres ignoran que al apoyarse en un hijo, para suplir la carencia del rol que corresponde a su cónyuge, le están provocando un daño. En muchos casos este problema ocurre de una forma muy sutil, y cuando lo detectan ya es tarde.
Los padres tienden a estar tan inmersos en sus conflictos matrimoniales o económicos, que no se percatan que un hijo está perdiendo una etapa importante de su vida.
Necesidad
Este punto básicamente se refiere a los casos donde hay una ausencia o discapacidad, que impide que uno de los padres asuma su rol. Si este espacio no es cubierto por algún otro adulto, es muy probable que algún hijo comience a asumirlo.
Este proceso no ocurre de manera impositiva, pero la carencia hace que la respuesta instintiva sea la de buscar soluciones. Esto lleva a que se den escenarios de roles errados, más aún si existen carencias económicas e hijos menores.
¿Cómo se clasifica la parentificación?
Como mencionamos en un inicio, este conflicto tiene dos maneras de expresarse, se clasifican en parentificación física y emocional. Ambas son igualmente dañinas, pero se ejecutan de formas diferentes, su manifestación es la siguiente.
Física
Esta es la que implica la realización de actividades que no corresponden a la rutina habitual de un infante. Tareas como cocinar, lavar, cuidar a hermanos más pequeños y limpiar la casa, son algunas de las que mayormente se asumen.
Pero, existen otros escenarios donde incluso los niños de una edad no tan temprana se ven forzados a trabajar y generar sustento económico. Esto ocurre aun a costa de abandonar sus estudios o de realizar ambas cosas al mismo tiempo.
Sentimental
El niño adopta una postura donde es él quien escucha, aconseja y llega hasta servir de mediador en los problemas maritales de sus padres. También, llega a fungir como una figura de autoridad para sus hermanos e incluso para sus padres.
Lo peor de esta cara del conflicto, es que el niño termina manejando información muy complicada para su edad, y esto termina matando su inocencia. Aparte de que puede parcializar su postura hacia alguno de sus padres, y perder interés por la etapa que vive.
¿Cómo afecta la parentificación?
Todo conflicto que involucre daño a los patrones normales de la niñez, tendrá repercusiones muy poco favorables, y en este caso afecta directamente al desarrollo de un individuo.
Las consecuencias más críticas que trae este problema son las siguientes.
Madurez forzada e incompleta
Como el desarrollo de la madurez no se dio de forma natural, sino que fue producto de suplir un conflicto, esto genera que no se asuma de manera plena. Por tanto, al crecer el niño puede que sea muy maduro en unos aspectos, pero muy infantil en otros.
Además, en su proceso de crecimiento puede entorpecer su manera de relacionarse con otros chicos, debido a que fue expuesto a escenarios que desvanecieron su inocencia, y en consecuencia no se sienta a gusto con ellos.
Pueden desarrollar rencor o desprecio familiar
Mayormente, cuando las condiciones que los llevaron a asumir el rol fueron más impositivas, llegan a cultivar rencor hacia sus padres o hermanos. Al verse privados de actividades que correspondían a su edad y que no realizaron porque debían atender otras, estos sentimientos afloran.
Hay muchos escenarios donde el hijo que experimenta la carga de un rol paternal, al ver que existe alguna mejoría o que llega a la etapa adulta o juvenil, abandona su hogar y se aísla de su familia, como método de defensa contra lo que considera un abuso.
Se frustra su desarrollo académico y sentimental
Así como están escenarios donde hay hijos que salen corriendo y abandonan ese ambiente de conflicto, también se ven escenarios donde hay quienes asumen el rol impuesto como único propósito de vida. Estos dejan de lado sus propios intereses, sueños y aspiraciones.
En este caso vemos a hijos que se hacen cargo de su familia por completo, dedicándose al cuidado de sus padres y hermanos. Pierden el interés por el desarrollo de sus propias vidas y no buscan emprender relaciones sentimentales.
Puede acarrear desviaciones de la conducta sexual
En familias donde existe la ausencia de una de las figuras paternales y a un niño se le lleva a realizar funciones que no corresponden con su conducta, se le puede empujar a tomar otro rumbo en su orientación sexual.
Todo padre debe estar muy atento a todos los focos que puedan interferir con la crianza de sus hijos, y debe evitar a toda costa que ellos ocupen roles que no les corresponde. La infancia es una etapa crucial, hermosa y necesaria, y los conflictos conyugales no deberían alterarla.