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¿Qué tanto conoces la obesidad infantil?
La obesidad infantil ha pasado a formar parte de un grupo de enfermedades metabólicas de cuidado. Asimismo, es un factor de riesgo para desarrollar otras patologías que, por lo general, son más comunes en el adulto.
Entonces, ¿qué tanto sabes sobre ella? ¿De verdad estás protegiendo a tu hijo como se debe? Son preguntas razonables que debes cuestionarte. No cabe duda que siempre existe una solución, solamente es cuestión de informarse.
¿De qué se trata la obesidad infantil? Lo que no conocías
Normalmente, es rudo para los padres reconocer que un niño padece de obesidad. En otras instancias, otros ignoran ese hecho o suelen confundir este trastorno con el sobrepeso, cuando son términos totalmente distintos.
A grandes rasgos, la obesidad es una acumulación excesiva y anormal de grasa. Cuando la dieta es rica en alimentos ultra procesados, azucarados y predominan las grasas saturadas, el excedente se aglomera alrededor del cuerpo como tejido adiposo.
Por lo común, la determinación de la obesidad en el adulto se ejecuta con el cálculo del índice de masa corporal (IMC). Sin embargo, para las edades pediátricas, el diagnóstico es distinto.
Diagnóstico de obesidad infantil en menores de 5 años
La OMS (Organización Mundial para la Salud) creó unas tablas o gráficos estándares que toman en cuenta dos medidas antropométricas. En sí, estas herramientas relacionan la proporción peso:talla o estatura.
A lo largo del gráfico, se evidencian varias curvas o derivaciones, tanto hacia arriba como hacia abajo. En esta caso, si la relación peso:talla iguala o supera las tres derivaciones o desviaciones estándar, con toda seguridad es obesidad.
Y para mayores de 5 años…
El diagnóstico de obesidad infantil para mayores de 5 años no discrepa en demasía. Sin embargo, se hace gala de otras tablas específicas de la OMS que indican ciertos patrones de crecimiento.
Cuando el infante está dos desviaciones estándar por encima del patrón de crecimiento promedio, entonces es obesidad. Cabe resaltar que esta medida únicamente es aplicable hasta los 19 años; en adelante, se emplea el método del IMC.
Signos y síntomas de la obesidad infantil
Como cualquier otra enfermedad metabólica, la obesidad infantil se caracteriza por una serie de signos y síntomas de prevalencia. Si no se conoce con exactitud esta patología, puede confundirse marcadamente con la complexión o contextura del individuo.
Habitualmente, los principales signos y síntomas de la obesidad infantil están relacionados con el evidente incremento súbito de peso. A raíz de ello, se desencadenan otros como:
Somnolencia.
Ansiedad por alimento, especialmente comida chatarra.
Falta de atención.
Bajo rendimiento escolar.
Aislamiento y cuadros depresivos.
Si bien existe una larga lista de estas manifestaciones clínicas, tales son las más trascendentales e identificables. Por tanto, es conveniente permanecer alerta no nada más al incremento de peso corporal, sino a estos signos y síntomas en unísono.
¿Qué causa la obesidad en niños?
Las causas de la obesidad en niños son variables y también están solapadas por ciertos factores de riesgo. En conjunto, es posible discernir los siguientes tópicos o temas de interés:
Alimentación
Bien es sabido que la alimentación en niños es compleja y requiere de constancia para que sea óptima. Desafortunadamente, para nadie es un secreto que la sociedad comete el error de priorizar alimentos ultra procesados con alto contenido de calorías y azúcares.
El consumo excesivo de esta clase de “alimentos” es el detonante primordial para la aparición de obesidad en niños. Aunque es difícil lidiar con ello, es imprescindible tomar una conducta o estrategia que evite la dependencia estas sustancias.
Sedentarismo y falta de ejercicio
En algún punto habrás escuchado que “los niños son una esponja” y sí, lo son. Ellos absorben la información de su alrededor como ejemplo y la imitan con el tiempo.
Ante ello, cuando el sedentarismo, la falta de actitud y aptitudes o la falta de ejercicio predominan en la familia, ellos lo copiarán. De allí que sea relevante inculcar el valor de la movilidad, el activismo y los beneficios de una vida deportiva o atlética.
Factores familiares, psicológicos y/o socioeconómicos
El entorno familiar juega un papel protagónico en la consolidación de la obesidad infantil. Como es de imaginar, si el niño yace en un seno familiar con sobrepeso y obesidad, será propenso a desarrollar tal condición.
Por otra parte, si el mismo estrés familiar influye directamente en la psiquis del niño, existirán problemas psicológicos asociados a la obesidad. Igualmente, se toman en consideración otros trastornos mentales comunes como la depresión, ansiedad o déficits de atención.
Adicionalmente, aquellas familias con recursos económicos limitados, paradójicamente, inciden en la presentación de esta clase de obesidad. Claramente, muestran predilección por alimentos preparados o congelados que aportan una increíble cantidad de calorías extra.
¿Cómo afecta la obesidad infantil?
Por sí misma, la obesidad en infantes es la puerta de entrada a una serie de consecuencias y enfermedades nocivas para la salud. En efecto, no nada más está ligada a un déficit del rendimiento o de la atención, sino a condiciones más profundas.
Saber cómo afecta la obesidad infantil te ayudará a entender que es un factor latente para las siguientes enfermedades y/o afectaciones:
Diabetes Mellitus tipo II.
Hipertensión arterial.
Enfermedades cardiovasculares diversas.
Hipercolesterolemia (niveles altos de colesterol en sangre).
Dolores articulares y fracturas recurrentes.
Hígado graso no alcohólico.
Problemas de índole respiratoria.
El último tópico de la lista es de especial importancia porque es el más frecuente a esta edad. Con respecto a los demás, sí pueden presentarse, pero de manera progresiva en el tiempo.
Los problemas respiratorios en obesos pediátricos no son cualquier cosa. De hecho, van estrechamente de la mano con el asma bronquial o la apnea obstructiva del sueño.
¿Es posible prevenir la obesidad infantil? Claro que sí
Ahora que entiendes cómo afecta la obesidad infantil, seguramente no querrás pasar por sus consecuencias. Ante ello, es posible prevenir esta condición fisiopatológica con estrategias adecuadas:
Armar planes nutricionales con comida que sea rica en macro y micronutrientes, poco procesada y baja en calorías.
Una buena estrategia es recompensar al niño con algo que quiera hacer si se dificulta esta clase de alimentación sana.
A ojos del infante, es preciso e indispensable dar un buen ejemplo en cuanto a nutrición.
Preparar los alimentos o recetas en diferentes presentaciones para que no se tornen repetitivas o aburridas. Recuerda que los niños son atraídos por los colores llamativos y vivos.
La paciencia es una virtud. No desesperes ni decaigas en el camino fácil de la comida chatarra.