Cuento: Amor de ratones
Debajo de toda gran ciudad existen tal vez una o mas ciudades muchísimo mas pequeñas, estas ciudades están habitadas por ratones.
Bajo las calles de Londres existía un pueblo de ratas llamado Rabulto. Solamente Vivian en total 10 familias de ratones pobres y una familia con dinero, los Rabultoneos.
Esta adinerada familia de ratas tenia solamente una hija llamada Amanda. El ratón padre de la casa tenía una empresa de distribución de quesos muy exitosa y aparte estaba metido en cosas medio dudosas.
Éste ratón tenia la mejor casa del pueblito y todas las familias que Vivian trabajaban para él.
Algunos trabajaban en su única empresa del lugar y otros trabajaban dentro del hogar de la familia.
Fin era el hijo del cocinero de los Rabultoneos y algunas veces acompañaba al padre a trabajar.
Él chico nunca había visto en persona a la niña que vivía en esa enorme casa pero había escuchado historias de que era hermosa.
Un día el pequeño ratón fue a trabajar con su padre y se quedo dormido dentro del cuarto de almacenamiento que quedaba en la cocina.
El padre se fue estresado y apurado de la casa sin darse cuenta de que su hijo todavía seguía ahí.
Más tarde pasada la media noche Amanda se levanto para ir a comer algo en la cocina.
Salio de su cuarto, se dirigió a la cocina y busco en la heladera algo para comer, pero el queso que estaba buscando se había acabado, entonces entro al almacén para buscar un poco ahí.
Amanda se pego el susto de su vida al ver Fin durmiendo, se asusto tanto que le pego con una enorme rodaja de queso que encontró por ahí.
El muchacho se despertó repentinamente sin entender nada y también se asusto al verla, los dos gritaron del miedo pero nadie se despertó, luego de unos segundos se calmaron y comenzaron a dialogar.
Se quedaron prácticamente toda la noche hablando.
En los días siguientes los pequeños ratones comenzaron a salir y a conocerse hasta que se enamoraron.
De apoco Fin se fue haciendo amigo del padre y la gente comenzó a acudir a el para comentarle distintos problemas que existían en el pueblo.
El señor Rabultoneos comenzó a solucionar y preocuparse por los problemas que existían y Rabulto se volvió un mejor lugar para vivir.
El amor de estos dos pequeños ratones ayudo a mejorar la calidad de vida de todo el pueblo y todos vivieron felices por siempre.
