El director, el actor y las cámaras mágicas.
Pedro se paró con firmeza delante de ese del espejo y le dijo:
¡Acaba de decirme quien carajo eres! El del espejo se rió de buena gana y se puso la mano en la barbilla con pose burlezca. - Yo soy Tú, le dijo.
Entonces se le ocurrió hacer el experimento, o el juego del testigo silencioso que había leído en alguna parte y le estaba dando vueltas en la cabeza hacía días.
- Durante una semana voy a observar lo que pasa, dijo.
Cuando sonó la alarma para despertarse a las seis de la mañana siguiente, se sintió molesto y pensó que no había dormido lo suficiente, tuvo intensión de pegarle un manotazo al móvil y seguir durmiendo y entonces se acordó del juego.
Quiero un close-up de la cámara de las emociones. Y vio de inmediato que había contrariedad en él, un poco de culpa por quedarse a mirar la peli de anoche, con los aspavientos y la violencia de una de esas historias policiales que no enseñan nada nuevo. Siguió acercando la cámara y pudo ver también una preocupación creciente por su conversación con Alina la semana pasada, y el miedo a que la salud de la pareja se estuviera resquebrajando.
Al llegar al trabajo tuvo una discusión con su jefe porque resulta ser que este caprichoso y perfeccionista lo quiere todo sin una mancha, todo lo más cerca posible de lo perfecto y como bien sabemos, la perfección no es alcanzable en este plano, y esa palabra lo paralizó y metió en el juego:
Quiero un acercamiento de la cámara con la expresión de mi rostro durante la conversación con el jefe.
Primero apareció un poco de vergüenza por la certeza de no haber tenido la concentración necesaria durante la preparación del proyecto presentado, un hacer sin poner los sentidos en ese hacer. Algo así como hacer en piloto automático, mientras pensaba en paralelo, en el mal camino que estaba tomando la relación con su mujer y el miedo y la impotencia de perderla y las consecuencias catastróficas para su vida.
Y salió a por un café que le sirviera de escusa para meditar. Entonces se quedó mirando el humo que salía de la taza haciendo filigranas y las preguntas iban surgiendo de la nada, como el aroma del café y las columnillas de humo.
¿Quién es el que piensa y siente? ¿Quién es el que se emociona y padece? ¿Quién es la cámara y quién es el director que ordena el rodaje?
