Siempre me salva
De pronto una alegría salta como una liebre y el corazón se desboca de gozo, doy saltos y le sonrío a ese del espejo. A veces también, al caer la noche me sorprenden los duendes y me dan una paliza, se llevan mis reservas de esperanza y me dejan tiritando de frío y miedo. Otros momentos fabrico sueños y planes y resurjo de los muertos y la gente me mira como si vieran un fantasma. "¿qué bicho le habrá picado a este?" "¿A qué castillo cree ir de rey con sus harapos?"
Cada día me escapo del desaliento, me invento un happyend nuevo de paquete y pongo más atención al canto de un canario que hay en mi calle, me doy cuenta que sigue cantando, aunque lo hayan metido entre balaustres y no pueda volar libre por su monte. Destapo el olor misterioso del tomillo y el romero cuando voy a la montaña, de las hojas del naranjo que resiste el invierno para disfrutar la primavera. Me asombro de amaneceres, cultivo la curiosidad en una parcela que me ha regalado la magia del Universo, un divino huerto que hay detrás de mis ojos.
Entonces, encuentro más linda a la gente, más merecedores del cariño que les tengo a mis amigos, y de repente, cuando quiero compartir, me faltan las palabras, no sé como decir que hay un cuarzo de donde brotan esas vibraciones, un nido donde gorjea la vida, una semilla que rompe la tierra y aparta las piedras, fabricando el milagro de estar vivos: mi amor, este amor que me tengo y le tengo a la vida, este amor que retumba en mi pecho y a veces me mata, me estruja contra las cuerdas del desaliento, me deja exhausto y adolorido en un rincón del tiempo, se burla de mi soledad aparente durante años y juega conmigo como un felino con su roedor acorralado, pero que al final...
¡¡SIEMPRE ME SALVA!!
