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Nueva variante virulenta amenaza al mundo y no es del coronavirus
Una nueva variante de un virus ha sido detectada en medio de la pandemia. Paradójicamente, no se trata de una cepa diferente del coronavirus, sino del antiguo virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
El virus del SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) ahora posee un novedoso rostro. Ante ello, la experticia declara que es un llamado de atención a la salud pública debido a su potencial amenaza.
¿Dónde y cuando fue identificada esta variante del VIH?
No cabe duda que el esfuerzo internacional por mantener a raya el VIH dio sus frutos. Cada vez son más los tratamientos innovadores para disminuir su carga viral e, incluso, ya están en marcha algunas vacunas efectivas.
Sin embargo, la aparición de una reciente variante relacionada con dicho virus puede tumbar todas las directrices adoptadas hasta la fecha. En esencia, pone en riesgo la investigación actual, promoviendo un panorama incierto para la humanidad.
A principios de enero, investigadores de Big Data de la Universidad de Oxford, reconocieron la veracidad del asunto. Tras un estudio y análisis pertinentes, se concluyó la puesta en escena de una variación del virus en Países Bajos.
Los resultados investigativos fueron publicados en la popular revista Science rápidamente. En ella, se detalla que su virulencia o transmisión es hasta un 5% superior a la de su original. Un porcentaje que se traduce en una carga viral por encima de lo conocido.
¿Cuáles son sus consecuencias preliminares para la salud?
Una mayor carga viral y superior velocidad de contagio o transmisión es sinónimo de debilitamiento en los tratamientos. El vistazo preliminar da a entrever que las dosis tendrán que ajustarse o tomar medidas más drásticas.
La pandemia es el mejor ejemplo en el que se evidencian las consecuencias de variantes de un virus. Ahora, en el ámbito del VIH, el horizonte, por los momentos, no se visualiza claro.
El VIH convencional (VIH-1) es responsable de más de 35 millones de casos a nivel mundial actualmente. Por otra parte, a lo largo de su extensión, ha provocado la friolera de 33 millones de defunciones.
Se caracteriza por su predilección por las células inmunitarias del cuerpo, atacándolas principalmente. Con el tiempo, el individuo resulta desprovisto de su sistema de defensa contra infecciones por microorganismos. Así pues, sufrirá gravemente las consecuencias de alguna enfermedad subyacente.
El estudio arrojado por la revista Science que la variante VB posee un comportamiento más agresivo. Aunado a su duplicación en el nivel de carga viral, se constató su capacidad de destruir velozmente las células del sistema inmunológico.
Tales células (nombradas como TCD4+) rozaron estratos bajos en un tiempo mucho menor que VIH-1. Por consiguiente, simboliza, en definitiva, una alta probabilidad de padecer SIDA con más renuencia.
El porvenir es incierto, pero no "tan" complicado
Pese a los draconianos datos sustentados por la revista Science, el porvenir no es tan complicado. La misma investigación aclara que, con el diagnóstico temprano de la enfermedad, el pronóstico del paciente no es complejo.
A la par, es fundamental ajustar la dosis del tratamiento de elección para combatir el avance de la nueva cepa. De ese modo, el declive del sistema inmunológico no entrará en picada directa como ya se detalló.
En otras conclusiones favorables, los expertos esclarecen que la tasa de supervivencia es igual a la del VIH convencional. Eso sí, el riesgo de padecimiento para SIDA se incrementa levemente, pero es una variación a tomar en consideración.
Paralelamente, el Instituto Big Data hace un llamado a la población a acatar las pautas de la Organización Mundial de la Salud. Como aditivo, insta al mismo organismo de salubridad en garantizar pruebas de diagnóstico periódico para casos de riesgo y así cercar oportunamente el virus.
Aunque no lo parezca, la aparición de VB (siglas para subtipo B del VIH) abre las puertas a la innovación en tratamientos. En aras de profundizar acerca del genoma del virus, eventualmente se descubrirán otros aspectos cruciales para el desarrollo de medicina eficiente contra él.
La comunidad científica y médica es optimista
Otros grandes actores del sector científico y médico aseveran que se puede ser optimista. Recalcan que el VIH, por sí mismo, goza de un enorme potencial de mutación estudiado a lo largo del tiempo.
Si bien cada mutación o replicación propicia un dolor de cabeza para los especialistas, lo cierto es que no difiere en su firma biológica. El único desperfecto, por así decirlo, es que se torna más agresivo o paulatinamente resistente a los tratamientos.
Pero para que simbolice un verdadero peligro, precisa reunir tres características imprescindibles: virulencia, transmisibilidad y resistencia. En ese respecto, la variante VB nada más se destaca en dos de ellos, siendo, por descarte, vulnerable ante una buena terapia y diagnóstico temprano.
¿Siempre ha estado entre nosotros?
Curiosamente, la experticia también supone que la variante del VIH en cuestión, es más longeva de lo que se piensa. Partiendo de los 109 pacientes "seropositivos" aislados en Países Bajos, se llevó a cabo un rastreo genético de la infección.
Tras un exhaustivo proceder, se estima que la firma genética del virus pudo nacer entre 1980 y 1990 en dicha nación. No obstante, se ha preservado latente o con disminución de su propagación desde el año 2010.
Un punto a favor para los tratamientos adoptados contra la infección por VIH. Empero, es imprescindible no bajar la guardia, puesto que todo parece indicar que está regresando a su auge. Sobre todo, porque en el territorio holandés el manejo de las políticas sanitarias contra el virus no es adecuada.
En efecto, es capaz de pasar desapercibido o tomarse como el VIH-1 dada la similitud de su cuadro clínico. Por los vientos que soplan, la diferencia exclusiva entre una cepa y otra es su poder de transmisión. Una particularidad que ha desarrollado VB y explotado a su máximo límite.