Escuche esta historia
--:--
11:57
Análisis completo del Motorola Edge
El Motorola Edge no es un Motorola más, tal vez cuando lo ves tu diseño te puede recordar a la gama One de esta compañía. Pero poco o nada tiene que ver cuando nos fijamos en su pantalla oled, que por cierto es bastante curvada.
Este dispositivo es una gama premium interesante y llamativo, de hecho, algunos usuarios lo han probado durante varios días y analizaron todas sus características dando como resultado una impresión bastante buena.
Diseño del Motorola Edge
Es un teléfono que nada más lo sacas de la caja ya te llama la atención por su apartado físico y apartado de diseño, por sus materiales y sobre todo por el borde curvado de la pantalla que hace honor a su nombre.
En la parte trasera la compañía se ha olvidado de módulos e implementaciones gruesas para las cámaras y ha optado por algo más sencillo y que funciona mejor, como lo es la integración de las cámaras en el propio chasis.
De esta manera, tenemos un módulo que no sale prácticamente nada y es algo que se agradece muchísimo a la hora de utilizarlo.
El sector trasero presenta un acabado en plástico y la unidad cuenta con un color negro brillante que ofrece unos llamativos reflejos en función de como incida la luz en el dispositivo.
En cuando a los lados, el derecho aloja los botones de volumen y de inicio y se encuentra una posición cómoda. Además presenta un grabado texturizado que permite localizarlo rápidamente.
El lado izquierdo está completamente vacío, y arriba tenemos el slot para la tarjeta nano sim micro SD y un micrófono.
En la parte inferior tenemos el puerto de carga USB tipo C, una entrada jack de 3.5 mm para los audífonos. Que por cierto, el Motorola Edge viene con audífonos en la caja y también contamos con el módulo para el alta voz.
Lo mejor de todo es que este modelo es un dispositivo grande, pero no es pesado, pues tiempo peso ligero de 188 gramos.
El Motorola Edge integra un panel oled de 67 pulgadas con resolución full HD plus en formato 49 con novenos, s decir, 385 píxeles por pulgada. Una resolución suficiente para cualquier tipo de tarea, bien sea para jugar, leer o jugar.
El panel está bien calibrado de fábrica y no hemos apreciado que los blancos estén más azules o naranjas de la cuenta. Los colores tienen saturación correcta, pero aquí hay una pequeña trampa, y es que por defecto, el modo de color de los ajustes está configurado en saturados.
Si lo ponemos en normal, los colores se apagan un poco más y no lucen tan bien, por lo que te recomendamos que no toques esta configuración.
La compañía esta vez ha optado por un agujero en pantalla para la cámara frontal, situado en la esquina superior izquierda. No molesta para nada y las apps se adaptan a él para que no interfiera en la interfaz si bien eso supone ligeramente reducir en la superficie de la pantalla a la hora de jugar.
La velocidad de repuesta de la pantalla es la que se espera en un terminal de estas características. El panel responde de inmediato a nuestros toques y ofrece una experiencia fluida.
Evidentemente los 90 hercios de tasa de refresco que tiene su pantalla favorecen la fluidez y suavidad de las animaciones al hacer scroll en apps tipo time y juegos optimizados para estas tasas de refresco.
Utilidad de los bordes del Motorola Edge
¿Merece la pena que tenga este diseño tan innovador? De forma visual es muy llamativo, tú tomas el teléfono y lo primero que te llama la atención es esa gran curva que tiene la pantalla.
Pero a nivel técnico y productivo puede hacer que los ángulos de visión de este panel sean peores, aunque la pantalla se ve muy bien en los laterales, aparecen dos enormes sombras grises que hacen que la experiencia empeore.
La curvatura del Motorola Edge se come parte del contenido y puede molestar al momento de jugar. La pantalla curva aporta muy poco a la experiencia diaria, se puede configurar para activar diversas funciones y gestos para que la navegación por el teléfono sea más sencilla.
Especificaciones del Motorola Edge
Este dispositivo cuenta con 6 GB de memoria RAM y un procesador snapdragon 765 que no es la versión del 765 g. Además cuenta con un GPU Adreno 620 y con conectividad 5G.
El conjunto es de un rendimiento muy bueno, el terminal nos permite jugar a juegos pesados y ligeros sin tirones ni lag. No se calienta en exceso u aplicaciones del día a día se comporta correctamente.
En lo referente al almacenamiento interno 128 GB UFS 2.1 son suficientes para la mayoría de usuarios, y de no ser así, siempre se puede ampliar este almacenamiento mediante tarjetas micro SD.
No está de más ponerle un oído al apartado de sonido del Motorola Edge, el cual tiene un altavoz estéreo que se oye bien incluso a volúmenes altos. Sin embargo, los más sibaritas del audio notarán que a los graves les falta algo de pegada y que los agudos cuando son muy pronunciados se saturan.
Pero para ver videos en Youtube, películas en Netflix o escuchar podcats, es más que suficiente, y en el peor de los casos siempre tenemos ese jack para audífonos que vienen incluidos con el teléfono.
Si por algo se ha caracterizado Motorola desde su regreso con el motogp, es de implementar un sistema operativo de Android limpio sin ninguna floritura, sin nada extravagante y que ofrezca una experiencia rápida, sencilla y útil para los usuarios.
Lógicamente el Motorola Edge no iba a ser de otra manera, así que tenemos Android 10 con una estética que le avala a la de Android puro pero con ciertos aliños escondidos en la aplicación moto actions.
Gracias a esta aplicación los usuarios tenemos la oportunidad de personalizar ciertos parámetros del teléfono, como la cuadrícula de la de la pantalla principal, podemos crear temas o fondos de pantalla.
En la parte de acciones moto, también podemos crear funciones como la captura con tres dedos, levantar para desbloquear el dispositivo o los controles multimedia en los controles de sonido.
En pantalla moto, podemos activar la pantalla atenta para que no se apague mientras la estamos mirando y las interacciones con los bordes de la pantalla.
En resumidas cuentas, el sistema operativo funciona de maravilla. Motorola suele hacer un trabajo muy bueno con su interpretación de Android y eso se traduce en muy buen rendimiento.
Pero puede quedarse corto para los que si aprovechen las opciones adicionales que otras marcas implementan en las capas de personalización de sus teléfonos.
¿Qué pasa con el apartado de seguridad y biometría?
El Motorola Edge cuenta con lector de huellas y también tenemos reconocimiento facial. Pero ¿cómo funciona? El lector de huellas de Motorola es óptico, el cual quiere decir que necesita luz.
El rendimiento es correcto, aunque mejorable, es suficiente para desbloquear el terminal. Pero tenemos que dejar el dedo sobre la pantalla algo menos de un segundo y en una zona muy concreta para que lo detecte.
Como contrapunto, la tasa de fallos es muy baja y si bien quizá sea algo más subjetivo, es muy natural poner el dedo sobre la pantalla desbloquearlo. También tenemos desbloqueo facial en dos dimensiones, la configuración es muy rápida y el rendimiento no difiere de otros terminales con tecnología similar.
De nada sirve tener un Motorola Edge con un rendimiento correcto con un sistema operativo y limpio si luego no tiene una batería capaz de darle vida. Pero en este caso tenemos una batería de 4500 que según Motorola es capaz de ofrecer hasta dos días de uso.
Una estimación algo optimista que depende de muchos factores, desde de la calidad de la red hasta el uso que hagamos del terminal. Pero la autonomía real no está nada mal.
Por lo general, con su uso hemos podido conseguir entre 8 y 9 horas de pantalla activa de media llegando sin problema al final del día.
Ahora bien, la carga rápida no es tan rápida como podíamos esperar. Motorola Edge admite hasta 18 vatios de potencia que no está mal para un móvil de 3000 miliamperios de batería, pero sí para uno de 4500 miliamperios como es este caso.
En este sentido, el Motorola Edge tarda 50 minutos en pasar del 0 al 50% y algo más de dos horas en cargarse por completo.
Las cámaras del Motorola Edge
La compañía ha preparado un módulo de 4 cámaras traseras capitaneadas por un sensor de 64 MP que en la práctica toma fotos de 16 MP gracias a la tecnología del software de combinación de píxeles.
El segundo sensor lleva un gran angular de 16 MP con apertura f2.2 y 116 grados de campo de visión que no solo funciona como gran angular, sino que también podemos usar como macro.
El tercer sensor es un telefoto de 8 MP con zoom óptico de los aumentos, y por último también tenemos un sensor top para hacer mediciones de profundidad.
En cuanto a la cámara delantera, Motorola opta en esta ocasión por un sensor de 25 MP que también se vale de la tecnología quad píxel para sacar fotografías efectivas de 6 MP con más luz.
Cuando la luz acompaña a la cámara consigue buenos resultados, con colores naturales y un procesado poco agresivo. El nivel de detalle es bueno, incluso cuando ampliamos el 100% en una zona y la gestión de luces altas y sombras con hdr es correcta.
Con el gran angular podemos conseguir resultados más llamativos con más escena, los 16 MP de resolución se agradecen. El detalle es que se conserva mejor, pero no deja de ser cierto que hay diferencias evidentes entre el sensor principal y al gran angular.
El zoom de dos aumentos, por su parte, consigue mantener el nivel de detalle a simple vista. Pero no armoniza el balance de blancos con el sensor principal, podemos apreciar que la imagen es más cálida con la cámara de 64 MP aunque el resultado es positivo.
Finalmente, en cuanto al macro, lo mismo que en otros terminales. Está bien tenerlos para ocasiones puntuales, pero no es modo que no vayamos a aprovechar a diario.
Además, como tarda un poco en sacar la foto, no es difícil que el sujeto salga móvil o la cámara nos permite forzar los 64 MP de forma que podemos sacar fotos más grandes.
Si de día la cámara convence y consigue buenos resultados, de noche más bien todo lo contrario. El sensor de 64 MP consigue salvar la escena a costa subir y someter grano y lavar la imagen.
Pero no todo está perdido, porque Motorola no se ha olvidado del modo noche, que esta ocasión se llama visión nocturna. Este modo que toma una larga exposición para rescatar luz, que lejos de ser el mejor modo noche, se nota para bien.
La imagen sale menos lavada que con el modo automático, tiene más luz y los detalles se conservan bastante mejor. Sobre la cámara interna se puede destacar que el selfie de día es muy bueno y ofrece una imagen final más que correcta.
El sujeto tiene un buen nivel de detalle, las luces están bien gestionadas y el hdr cumple con su cometido rescatando las luces altas del fondo y levantando ligeramente las sombras.
En cambio, de noche el selfie nocturno no está mal. Pero tampoco es el mejor de la gama media. El sujeto tiene nivel de detalle suficiente, pero en la foto en conjunto se aprecia el lavado y procesado cuando ampliamos un poco la imagen.
Sobre el apartado de vidrio, es una grata sorpresa, ya que el Motorola Edge permite grabar en 4K a 30 fps. Aunque se agradece poder alcanzar los 60 fotogramas por segundo, lo cierto es que el resultado es realmente bueno, pero no está a la altura de la gama alta.
De noche, el nivel de detalle se reciente y el ruido no tarda en aparecer en los videos. Además, cuando la luz escasea, el sistema de enfoque automático que otro problema para poner la escena en foco. También se hace mucho más evidente el ruido.
