Escuche esta historia
--:--
6:20
Recomendaciones para saber cómo bajar el estrés rápido
Aprender a bajar el estrés rápido no es sencillo, pero con el tiempo, se convertirá en una práctica común. Asimismo, beneficiará al individuo en lo que respecta al cuidado de su propia salud mental.
El estrés es un factor de riesgo concomitante al que se asocian diferentes problemas de salud. No solamente desde el punto de vista psicológico, sino también orgánico o físico. Por ende, controlarlo es de gran utilidad.
El estrés y las enfermedades: ¿Cuál su relación?
Fisiológicamente el estrés es considerado como una respuesta normal del cuerpo y la mente ante un factor que lo desencadena.
La mecánica y bioquímica del estrés contribuyen a la liberación de hormonas y sustancias orgánicas en el organismo. Ellas se encargan de inducir en el cuerpo un "estado de alerta" ante el efecto que ocasiona el inconveniente.
Se traduce en un aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la tensión muscular, entre otros.
Con el tiempo, todas estas cualidades regresan a la normalidad; pero, de prolongarse, es el punto en donde ocurren los problemas de salud.
Una exposición continúa al estrés produce daños en el aparato cardiovascular. De igual manera, la tensión a la que es sometida el cuerpo degenera el sistema inmunológico y musculoesquelético.
A la par, el componente mental es alterado, desarrollando trastornos mentales comunes.
Entonces... ¿Cómo bajar el estrés rápido?
Primero que nada, es necesario aclarar que no todo estrés es malo. Bajo ciertas circunstancias, prepara el cuerpo frente a problemas o eventualidades de alto peligro.
El verdadera desazón comienza cuando el ser humano vive constantemente sumido en un cuadro estresante crónico. A causa de ello, manifestaciones clínicas como el cansancio, náuseas, vómitos diarrea, taquicardia, rigidez, disfunción sexual, entre otros, son comunes.
Para no acabar en ese escenario, lo ideal es identificar cómo bajar el estrés rápido cuando se sale de control. Son pautas sencillas que, bien practicadas, generan resultados excelsos en el corto a mediano plazo.
Introspección y meditación
Bajar el estrés comienza con la introspección y la apertura del ser interior. Reconocer cuáles son los momentos en donde se padece más este sentimiento ayudará a evitar momentos complejos.
De igual manera, será tendencia para enumerar las diferentes respuestas que se tienen contra el estrés. Normalmente, ellas se relacionan con malos hábitos como el insomnio, alcoholismo, drogadicción, comportamiento iracundo y más.
Al internalizar y tener bien claro esa forma de comportamiento, será más simple tratar los desencadenantes. Al mismo tiempo, repercutirá excelentemente en quienes rodean a la persona.
Ejercicios y actividades relajantes
Abrirse a las posibilidades conlleva a la práctica de otros hobbies, ejercicios y actividades relajantes.
Está comprobado que ellas ayudan a desconectar de la realidad como un método para dejar de lado los problemas.
Adicionalmente, fungen como estandarte para aclarar la mente y salir del vacío tensional provocado por el estrés. Permite liberar endorfinas lo que es altamente reconfortante y, a la larga, aumenta la productividad conjunta al rendimiento.
Música de relajación
La música relajante produce el mismo efecto particular que la práctica deportiva.
Aquella melodía con un ritmo entre 60 a 80 golpes por mínimo (BPM), facilitará la regulación de los momentos estresantes. Esencialmente, son sinfonías suaves que permiten la comodidad y la ligereza mental.
Querer propio y aprender a decir ¡No!
Normalmente, el estrés inicia cuando la autoestima falla y el querer propio está por los suelos. Este déficit se relaciona con un constante estado de alerta, así como la confrontación a eventos que originan ansiedad por igual.
La terapia para entender cómo aceptarse a uno mismo no es sencilla, pero servirá para abrir la mente.
Del mismo modo, saber decir no evitará la sobrecarga de trabajos, actividades o tareas que una sola persona puede sobrellevar. Menor tensión, mayor productividad, menos estrés.
¿Cómo controlar la ansiedad y los nervios?
Los trastornos de ansiedad son la complicación común en los episodios estresantes crónicos.
Al igual que el estrés, controlar la ansiedad resulta complicado, pero no imposible. Con la estrategia idónea, se pueden alcanzar resultados favorables en cuestión de corto o mediano plazo.
Informarse al respecto
La ansiedad forma parte del grupo de los llamados trastornos mentales comunes, siendo frecuentes desde temprana edad.
Reconocer qué es, cuáles son sus síntomas y cómo se trata es clave para empezar la terapia. Con el tiempo, esta información conllevará a un mejor abordaje del problema.
Desafíos en vez de amenazas
En retrospectiva, la ansiedad igualmente es una respuesta de alerta ante las amenazas o problemas.
Una terapia básica para disimular este inconveniente, es tomarlos como desafíos. Como resultado, la mente se acostumbrará a tomar otras previsiones para salir adelante.
Maniobras de relajación
Al igual que en el estrés, las maniobras o técnicas habituales de relajación pueden marcar la diferencia.
Desde el simple hecho de retomar un hobbie, yoga al aire libre, caminar o viajar, servirá para aliviar la ansiedad. También abrirá la perspectiva al afrontar situaciones nerviosas.
Es de recordar que estos momentos, el sistema nervioso autónomo controla la fisiología del organismo. La tensión, taquicardia, taquipnea y el estado de alerta predominar. Por ende, con los medios de relajación, los parámetros fisiológicos volverán a su principio basal.
Otro foco de atención
En los ataques de pánico y nerviosismo, los síntomas de la ansiedad están por las nubes. La clave más sencilla es cambiar el foco de atención cuando el cuadro nervioso está a punto de suceder.
Bien sea imaginar un escenario favorito, pensar en algo productivo o dar menos importancia al asunto, servirá para salir adelante.
Mientras menor impacto tengan los síntomas de ansiedad en el cuerpo, inversamente proporcional serán los beneficios para el mismo.
