Insectos revoloteando en las farolas

José Miguel Fernández Nápoles
3 min de lectura
Insectos revoloteando en las farolas – Jose Miguel Vale – WebMediums
Somos insectos revoloteando en las farolas

Parecemos un enjambre de insectos revoloteando en las farolas de la calle y achicharrandose las alas, en el empeño de encontrar un poco de luz.

- ¡Estoy buscando a alguien que me ame!

No he encontrado en mi vida a nadie que sea como quiero, y lo peor es que cada vez pierdo más y más las esperanzas de que esa persona exista, al menos que se acerque a quien he soñado y, mucho menos que, en caso de que existiera, pudiera cruzarme con ella.

  • ¿Y cómo tendría que ser esa persona? parece preguntarnos el misterio.

  • Alegre y sencilla, cariñosa y tolerante, firme y a la vez educada, amable y armónica, coherente y otra larga lista de adjetivos exigentes.

Insectos revoloteando en las farolas – Jose Miguel Vale – WebMediums
Búsqueda interminable.
  • Muy bien. En caso de que esa persona que dibujas, exista y tropieces con ella un buen día, ¿has pensado a quién estaría buscando?

  • Pues me imagino que alguien parecido a eso que es en sí misma.

  • Perfecto. ¿Crees que eres un buen candidato para su búsqueda?

  • (mmm…)

Si hubiera alguien misterioso, con el poder mágico de dibujar constantemente a tu alrededor la forma del momento presente, alguien con un poder de tal magnitud que sea capaz de enlazar lo más conveniente para cada uno de los miles de millones de seres humanos, en sus situaciones diarias, en sus relaciones interpersonales, ¿crees que ese “Alguien” dejaría algún cabo suelto, algo al azar?
  • Si tuvieras la absoluta certeza de que jamás has cometido ni el más mínimo error en toda tu vida, ¿sentirías alguna culpa por algo?

  • Si que los he cometido, ¡hombre que sí!

  • ¿Y si eso que llamas errores sólo han sido oportunidades que han co-creado, junto a una inteligencia superior, los involucrados en esa situación?

  • ¡No!, han sido errores. Eso es imposible, es una utopía.

  • Vamos a suponer que erraste alguna vez un golpe con el hacha, mientras hacías astillas de un madero para poder calentarte. Te lastimaste una pierna con el filo del hacha y sentiste dolor fuerte.

  • ¿No me irás a decir que no es un error?

  • Pensemos de la siguiente forma: Después de ese suceso, la próxima vez que tomaste el hacha, ¿crees que lo harías de la misma forma que antes?

  • Supongo que la tomaría con más cuidado.

Aburrida sería la vida de quien no tiene que descubrir nada. ¿No crees?

  • ¡No!, han sido errores.

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