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¿Por qué existe tanta ansiedad social en nuestros tiempos?
Los cambios en la manera de coexistir han sido abruptos en los últimos años. Por ejemplo, la digitalización, las interacciones poco recíprocas, una pandemia con aislamiento y muchos más. Todo esto ha traído consigo un síndrome que muchos mencionan, pero pocos saben justificar.
En efecto, se trata de la ansiedad social, un trastorno psicológico con una fundamentación interesante y una solución bastante sencilla.
Hemos decidido reunir un poco de información relevante sobre este tema, con la intención de mejorar tus conocimientos y el manejo de las crisis de ansiedad. Recuerda que, si esto se convierte en algo que limita al máximo tu desenvolvimiento, será mejor que asistas con un profesional.
¿Qué es la ansiedad social?
Dejando un poco de lado la tecnicidad, este trastorno puede definirse como el miedo a ser juzgado, observado o expuesto a una interacción masiva. De cierto, modo, se expresa mayormente en situaciones que involucran públicos grandes, con personas desconocidas.
Un ejemplo excelente sería una ida a un club nocturno, donde muchas personas pueden verte y hablar de ti, sin siquiera conocerte. Esto genera una sensación indescriptible y abrumadora que limita la experiencia.
Actualmente, de manera cotidiana, se emplea este término para referirse a la fobia causada por el riesgo de contagio por Coronavirus. Esto último fundamentado en la experiencia social vivida durante las fases más críticas de la pandemia.
Aunque mal empleado, es una buena forma de definir lo que está pasando en nuestras sociedades. En esencia, todavía muchas personas tienen miedo de salir a compartir con sus amigos y allegados, terminando infectados.
¿Por qué se ha aumentado el número de casos?
Los reportes con respecto a la ansiedad social son alarmantes, considerando que los episodios pueden ser aislados o recurrentes. Se estima que alrededor del 20% de la población ha sentido este miedo una vez en su vida.
Pero actualmente, es mucho más frecuente de lo que se desearía. En retrospectiva, se cimienta en la falta de interacción social dada por el aislamiento.
Son muchas las personas que, una vez comenzó el proceso de vacunación masiva y la eliminación del uso de tapabocas, comenzaron a experimentar este síndrome. Sin duda alguna, se trata de un efecto curioso; en lugar de generar seguridad, causó incertidumbre.
Un factor predisponente es el haber estado durante casi dos años sin interactuar con compañeros de trabajo, estudio u oficio. Tiempo suficiente para generar cambios que inducen a pensar si serán criticados o alabados por su aspecto.
¿Quiénes son los más afectados?
A pesar de que los adultos son quienes más reciben ayuda con respecto a este tipo de síndromes, la tendencia está cambiando radicalmente.
En el tiempo reciente, las consultas para niños y adolescentes van en aumento. Primordialmente, se debe a que muchos de ellos nacieron o se han desarrollado en pandemia.
Básicamente, en cuestión de poco tiempo, este es un factor que aumentó la incidencia de la ansiedad social. Como tal, ellos nunca han sido expuestos a situaciones cotidianas que estén relacionadas al desenvolvimiento normal en público con otros individuos.
Para ejemplificar esto, un niño de 8 años, que debería haber comenzado a asistir a la escuela alrededor de los 6, está haciéndolo dos años más tarde.
No cabe duda que el desarrollo de la comunicación y la aceptación social es mucho más fácil a menor edad. Pues, en sí, se les da menos importancia a los factores físicos o económicos.
La población menor de 20 años, son quienes más se ven perjudicados por este trastorno. Un índice que, una vez se retomen las actividades normales, como asistir a la escuela o la universidad, debería reducirse. Se espera que, en los próximos años, los porcentajes se “normalicen”.
¿Qué hacer para ayudar a quienes la padecen?
Padres, amigos, profesores y compañeros de estudio y trabajo, son quienes más evidencian los ataques de pánico que puede sufrir un individuo. Por ende, es necesario hablar un poco de qué se debe hacer para evitar que esto termine en una situación embarazosa que empeore el hecho.
Lo primero, y más recomendable, es no hacer de las circunstancias algo llamativo y evitar fomentar el miedo.
En segundo lugar, no se debe hacer presión emocional para que las personas salgan de la crisis. Frases como “si haces esto, me voy” o “así no te vas a ir conmigo”, pueden ser negativas y afectar rotundamente.
Como tercer consejo, es bueno hablar de forma calmada y pausada, haciendo énfasis que la interacción es necesaria. Y, también, orientar a que no es sinónimo de que algo saldrá mal.
Para terminar, las personas que se enfrentan a una crisis de ansiedad social, suelen aislarse y evitar salir de casa a menos que sea necesario. Lo ideal será crear un ambiente de comodidad y confianza, incluir a amigos y familiares puede traer excelentes resultados.
Consejos para mejorar tu ansiedad social
Si eres tú quien sufre este tipo de ataques de ansiedad, lo mejor será que comiences a trabajar en ello. Lo oportuno es hacerlo desde dentro, conociendo tus miedos y enfrentándolos a tu tiempo.
Igualmente, también puedes acudir con un especialista que se encargará de hacer el proceso más llevadero si así lo deseas. Por otro lado, antes de terminar, queremos dejarte algunos consejos rápidos que seguramente te ayudarán a afrontar ese miedo de salir en público.
Damos inicio hablando de la necesidad de la interacción, salir y hacer amigos nuevos, nunca es malo. A priori, esto te permite producir lazos sentimentales y te da libertad para expresarte con tus pares.
Por otra parte, debes aceptar que la opinión de otros no te define, tu personalidad es única y nadie debe menospreciarte.
Asimismo, ten en cuenta que no todo es lo que tu mente te dice. Sí, puede que algunas personas hablen de ti, pero no necesariamente será malo. Si dejas de lado el miedo a ser observado, es probable que comiences a mejorar sin esfuerzo.
Un consejo importante, sentir miedo en este momento no significa que será para siempre, mientras más interactúes, menos episodios de ansiedad tendrás. Tomate tu tiempo y ve evolucionando a tu ritmo, pero mantén en tus objetivos, ser una persona socialmente activa.